domingo, 13 de maio de 2012

Cómo la erupción del Krakatoa inspiró a Munch y a otros pintores de la época


El pasado 2 de Mayo, ‘El Grito’ de Edvard Munch se convirtió en el cuadro más caro de la historia, cuando se pagó la tremenda cifra de 91,2 millones de euros por una de las 4 versiones de la clásica obra del artista noruego. Una obra que ya se ha convertido en la mejor representación pictográfica de la desesperación, con esa figura retorcida y esos extraños y ominosos cielos.
Dichos cielos tienen una inspiración real: la tremenda erupción del volcán indonesio Krakatoa en 1883, un hecho que marcó la segunda mitad del año en todo el planeta y quedó registrado en los anales de la historia. La explosión se oyó hasta en Madagascar (a unos 6.000 km de distancia) y la ceniza expulsada alcanzó los 80 km. de altitud. Tres años después de la erupción los efectos todavía se podían ver en el cielo en cualquier parte del mundo.
Y por supuesto, ‘El Grito’ no fue la única obra (aunque sí la más importante) en plasmar los extraños colores y tonalidades que adquirió el cielo de Europa. Fueron muchos los artistas que lo intentaron y aquí tenemos otros ejemplos de obras que han llegado reconocidas a nuestros días.
William Ashcroft y sus pinturas del cielo de Londres
Ashcroft era un pintor desconocido, hasta consiguió la fama con su serie de pinturas sobre estos extraños cielos. Asombrado por lo insólito del acontecimiento, Ashcroft salía a la calle a pintar rápidamente lo que veía, empleando unos 10 o 15 minutos en cada acuarela, que llevaron nombres como “En las orillas del río Támesis”. Se realizaron más de 500 acuarelas durante aquellos días, que documentan el estado de los cielos en una época en la que aún no se había inventado la fotografía en color.
Frederic Church – Atardecer sobre el hielo
Church era un artista norteamericano que ya se había especializado pintado el resultado de alguna erupción (la del volcán ecuatoriano Cotopaxi en 1877, por ejemplo). Cuando se propagaron las noticias del desastre y sus efectos llegaron a los EEUU, su mente se activó. El ya sabía el entorno ideal donde pintar su versión de lo que había pasado esa noche, y se apresuró a llegar al Lago Ontario, donde sabía que el paisaje natural y el propio lago le darían una gran imagen para inmortalizar en su cuadro.
Frank Shell – Erupción del Krakatoa.
Shell no era sino un ilustrador de la revista ‘Frank Leslie’s Illustrated Newspaper’, que había hecho un poco de todo. En 1882, realizó la que sería posiblemente su obra más recordada para el periódico. Fiel a su especialidad, se limitó a recrear lo mejor posible el ambiente de la erupción. Aún hoy, más de 120 años después, se venden láminas con la ilustración de este currante.
G. J. Symons –Krakatoa
Symons fue el autor del primer libro explicando el fenómeno, fruto de la investigación que le encargó el gobierno holandés. Para ilustrar su escrito escogió realizar una litografía de una fotografía cuyo autor original no ha sido identificado. Gracias al libro se convirtió en la imagen más representativa del fenómeno. Al igual que con el dibujo de Frank Shell, nuevas generaciones lo siguen descubriendo en Internet, pósters y láminas.
Por el camino se quedaron muchas obras menores, pero es bueno ver que “El Grito” no está solo. Si quieren saber algo más sobre las investigaciones para acotar la inspiración de Munch podéis leer esto. Y que no se nos olvide nunca mencionar esa canción de Siniestro Total que decía aquello de “La explosión del Krakatoa fue el día de nuestra boda”. Que faena.







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