quarta-feira, 29 de fevereiro de 2012

Mujer coraje - Por Jacques-Alain Miller *

Una fórmula radical acerca del coraje puede decir: las mujeres tienen coraje y los hombres son cobardes. Esto se entiende a partir de la referencia fálica, según se tenga o no el órgano que, en el cuerpo, encarna el significante fálico: los hombres tienen algo que proteger. Un hombre es un dueño. Es esencialmente un dueño; gestionará mejor o peor su propiedad, pero está condicionado por ella. Las mujeres, con respecto a la referencia fálica, no tienen nada que perder. No tener nada que perder puede otorgar un coraje sin límite, aun feroz: mujeres que, para salvar lo más precioso, están preparadas para ir hasta el final sin detenerse, dispuestas a luchar como quieran.
Es cierto que el sentimiento de un hándicap puede conducir a la posición de víctima, de queja o de miedo, pero es en la mujer donde se observa la inversión súbita del miedo en el coraje sin límite, cuando se toca lo que se debe respetar; en el extremo, se puede ver a la más miedosa de las mujeres convertirse de pronto en una heroína.
La cobardía fundamental de los hombres es que están embarazados por algo que tienen que proteger; eso puede despertar en ellos la ferocidad del dueño amenazado de robo, pero es a los hombres a quienes les gusta negociar, dialectizar, todo eso para proteger lo que hay que proteger; es muy distinto de hablar.
Si se plantea respecto de hombres y mujeres lo que Hegel llamaba "lucha por puro prestigio", que da lugar a un amo y un esclavo, podría parecer que los hombres salen amos y las mujeres se someten, pero no es así. El hombre, aunque pueda parecer que manda, es el esclavo, el siervo. Lo es porque, de manera estructural, el que sale siervo de esa lucha es el que debe proteger algo –en Hegel, supuestamente su vida–. Pero si el sujeto femenino ya ha perdido todo y no tiene nada que proteger, se encuentra en la posición estructural del amo. La voluntad despreciada como insensatez, el capricho, se encuentra del lado de la mujer. Hay una función errática en la voluntad de la mujer. Las mujeres gozan de su voluntad. Así lo reconoce Lacan cuando habla del Deseo de la Madre. El Deseo de la Madre es el capricho, es decir, la voluntad sin reglas, mientras que el Nombre-del-Padre es la autoridad, pero en la medida en que depende de reglas. Y por eso hay un desfasaje: el hombre, amo-siervo, se inscribe en el discurso del amo; los amos hombres son siempre solamente amos de siervos, son falsos amos, como lo denunció Nietzsche. Mientras que la dominación femenina se desprende de un discurso histérico, es decir, de una posición de un amo sin reglas que denuncia al falso amo, él mismo siervo de las reglas.
Entonces, para definir una brújula en la cuestión del coraje, hay que fundarse en la relación entre el coraje y la castración. El coraje siempre se ubica en el franqueamiento de la barrera del horror a la feminidad. Hay coraje cuando se franquea esta barrera. El horror a la feminidad lo tienen los dos sexos, pero más los hombres que las mujeres.
Entonces también hay una cobardía de las mujeres en el horror a la feminidad, que tiene que ver con proteger su imagen y eventualmente la belleza de su imagen, como última protección antes del horror de la castración. Esta barrera que constituye el culto a la imagen bella, a lo que una supuestamente quiere ser para al menos un hombre –que también hace al culto a la imagen–, es lo que regularmente hace más difícil para las mujeres que para los hombres la palabra pública. La palabra en público significa sacrificar algo de la protección de la imagen, del fetiche de la imagen.
La de los hombres es la cobardía bien escondida, son tan cobardes que esconden la cobardía misma, es decir que van a luchar en otro lugar que en la relación de los sexos; en el campo del saber polemizan, subrayan errores de tipografía en las tesis o, más avanzados, cuando están realmente inquietos sobre su virilidad, se vuelven militares. Es lo que el joven Lacan señaló en su texto "La psiquiatría inglesa y la guerra". Hace esta anotación: "El valor viril que expresa el tipo más acabado de la formación tradicional del oficial entre nosotros –y la tradición militar francesa tiene su peso importante– me ha parecido en muchas ocasiones como una compensación de lo que nuestros ancestros habrían llamado cierta debilidad en la cama". Es buscar las insignias de oficiales de la virilidad precisamente para huir del otro campo de batalla, del campo de batalla fundamental, del campo de batalla de hombres y mujeres. De tal manera que el coraje sexual es lo mismo que el coraje epistémico, es afrontar el otro sexo en la medida en que lo femenino es el sexo Otro también para las mujeres. Como dice Lacan, la mujer es otra para ella misma.
Si uno toma como punto de partida que el fenómeno fundamental es el horror a la feminidad, se entiende que el miedo al padre es algo que cubre ese horror. Es mejor tener miedo del padre para que no se sepa que el horror es a la feminidad, de tal manera que el padre terrible es siempre, una vez que se analiza, una especie de marioneta que viene a recubrir el horror fundamental. La religión nos propuso temer a Dios. Lacan lo analiza en el Seminario 3, respecto de la primera escena de Atalía, de Racine, donde todo gira en torno de realizar la erección de un Otro terrible que tiene la ventaja de recubrir el horror que existe.
Eso conduce a considerar el tema de Don Juan. Una gran cuestión es qué es el coraje de Don Juan, si es que hay un coraje de Don Juan. Don Juan supuestamente encarna la figura de al menos un hombre que no tendría ningún horror a la feminidad y que recoge la serie de mujeres, una serie, una fórmula de la suma. Hay algo inquietante en este movimiento de una más, que Lacan interpretó una vez como: finalmente, si continúa buscando, es que nunca encuentra lo que buscaba. Esto supone que Don Juan busca el falo que tendría una mujer y que nunca lo encuentra, y continúa buscando, que busca a la mujer con falo, de tal manera que no tiene miedo. Pero ¿por qué busca a la mujer con falo? Se ve muy bien: busca a la madre, la madre primaria. Por eso Don Juan es una figura opuesta a la del padre; Don Juan es el hijo que toma a su cuenta a todas las mujeres del padre de Totem y tabú, que roba al padre todas las mujeres pero bajo la forma de la serie.
La ópera de Mozart, el relato clásico de Don Juan, lo muestra: la historia empieza con el asesinato de un padre y ese padre vuelve al final, el padre muerto; el final de Don Juan es la venganza del padre muerto contra el hijo que ha robado todas las mujeres. Don Juan se dirige a las mujeres con un quizá, quizá ésta va a tenerlo, y clínicamente hay casos de donjuanismo, hay algunos que no sufren de esto, pero hay bastantes que sufren como de un síntoma. En varias ocasiones, como dice Lacan, se constata que en el origen del donjuanismo hay un padre concernido, herido en su potencia; es como una función del padre aminorado y generalmente en pareja con una madre fálica. Finalmente, el supuesto coraje de Don Juan en la relación de los sexos se paga con un miedo fundamental al padre, que puede permitir realizar la alianza del petit Don Juan con la madre fálica.
    Notas
* Fragmento de Conferencias porteñas 3, Editorial Paidós.
** Fuente: Página/12
http://www.eol.org.ar/template.asp?Sec=prensa&SubSec=america&File=america/2010/10_11_04_Mujer-coraje.html

AUTISMO

UNA VEZ MÁS... Vilma Coccoz (Madrid)
Desde que Freud diera a conocer su descubrimiento.
Desde que intentara, Freud, que sus colegas médicos vieneses despertaran a la realidad, por él probada, de la existencia de una causa psíquica en la génesis de los síntomas histéricos y obsesivos.
Y fuera, él, Sigmund Freud, ignorado.
Sentenciado,
Desacreditado por los “expertos”, por los “representantes de la ciencia oficial”.
El 21 de abril de 1896.
Una vez más, el psicoanálisis es objeto de ataques y calumnias,
que sólo prosperan en razón del feroz desconocimiento.
En Francia,
En donde el psicoanálisis ha gozado del prestigio y del honor de recibir la herencia freudiana, proscrita por el nazismo,
Que ordenó quemar los libros de Freud la funesta noche del 10 de mayo de 1933.
En Francia,
Cuna del doctor Jacques Lacan
Que supo estar a la altura de la Historia,
Incansable,
Tenaz,
Entregó su vida al ejercicio del Psicoanálisis.
Al esclarecimiento de la obra de Freud.
A la modernización de su genial invención.
A la formación de los psicoanalistas en el rigor y el estudio.
Parece una broma de mal gusto.
Que sea justo en Francia donde se haya impulsado una campaña para desacreditar el trabajo responsable y abnegado de los psicoanalistas en la atención de los autistas y sus familiares.
Una vez más, los enemigos de la libertad acechan.
Esta vez, blandiendo las arteras armas de la manipulación mediática y estadística.
Con el abuso de los argumentos del desamparo y la indefensión de los ciudadanos.
Lo que ocurre en Francia concierne a los países democráticos del mundo.
Nos atañe a todos.
Muy especialmente a quienes día tras día trabajamos codo a codo con los autistas,
Nosotros, que sabemos de sus angustias inconmensurables.
Los que hemos aprendido de sus experiencias.
De sus testimonios.
De su lucha a brazo partido por existir, por negarse a ser convertidos en autómatas.
Por rebelarse a ser domesticados con amenazas,
Por resistirse a ser sometidos, homogeneizados mediante el miedo.
Nosotros, que les acompañamos a reanudar su camino junto a los demás.
Que sabemos del sufrimiento inaudito de sus padres, de sus parientes más próximos.
Porque les ayudamos a volver a tejer los lazos familiares,
Cuando se han roto.
A mejorarlos,
Cuando se han malogrado.
Nosotros podemos hacerlo porque nos orientamos en la enseñanza de Freud y Lacan.
Miles de casos editados en publicaciones clínicas de todo el mundo demuestran que es posible construir, caso por caso, uno por uno, un lugar para vivir, sin segregación, sin condenas, sin el peso irremediable de un estigma diagnóstico.
El psicoanálisis nos enseña que cada ser inventa su fórmula para vivir,
Aún en las condiciones más extremas.
Ellos, los autistas, han sabido mostrarnos hasta qué punto es verdad.
Nuestro deber es respetar e impulsar la que ellos, trabajosamente, se esmeran en incluir en este variopinto mundo.
Amigos y amigas del psicoanálisis, de la libertad de expresión, de la humanidad plural y diversa.
Firmemos esta petición internacional en defensa del abordaje clínico del autismo.
Una vez más….
Debemos hacer oír nuestra voz,
Junto a las que apenas se oyen.
El mensaje es bien claro:
¡No! al intento de restricción de la clínica psicoanalítica del autismo en Francia!

domingo, 26 de fevereiro de 2012

A proposito del tratamiento del autismo 1 - Eric Laurent

La conquista contemporánea de la opinión depende cada vez más de la coherencia de la historia que viene a representar una tesis publicada a través de los diferentes medios y la enumeración de hechos que se seleccionan para sostenerla.

La campaña de prensa preparada por profesionales para sostener la tesis de un conjunto de asociaciones de padres de autistas cuenta una historia que caricaturiza al psicoanálisis, para proponer únicamente las terapias de conducta como solución adaptada al autismo en su conjunto y para toda la extensión de su espectro. El epicentro de la historia es Francia o, mejor dicho, Francia y Bélgica, pero esta historia debe ser pensada globalmente.

Resumamos. Por procedimientos que consisten en engañar a la buena fe, un así llamado “documental” reduce la diversidad de posiciones de los psicoanalistas interrogados a una tesis ridícula: la causa del autismo es culpa de los padres, especialmente de la madre. La reducción al lecho de Procusto se establece mediante amalgamas y distorsiones. Una vez la tesis establecida, el honor de los padres así incriminados y “culpabilizados”, no puede limpiarse más que con una denuncia más feroz de tal enfoque. Con este objetivo todo podrá ser retenido y desnaturalizado para sostener la causa.

La operación está arropada mediante el recurso a la ciencia que afirmaría poder explicar el conjunto de los fenómenos mediante una estricta consideración biológica, sin tener en cuenta la relación que sustenta el sujeto con el mundo, hasta tal punto la apariencia de ciertos autistas permitiría pensar en este corte. El drama de salud pública planteado por estos sujetos coloca sin embargo en primer plano la acogida de estos síntomas en un discurso. Incluso si se explica el sorprendente crecimiento del número de casos mediante artefactos estadísticos, hay que explicar por qué la mirada clínica desvela mejor estos síntomas. Además, es el único “trastorno” psíquico en el que la metáfora de la reducción del trastorno a un “desequilibrio químico” como en la depresión, por ejemplo, es rechazada.

Las crisis de agitación, de angustia, de repliegue pueden ser estimuladas o atemperadas mediante medicaciones apropiadas pero nadie afirma tocar a la causa. De ahí las esperanzas puestas en la causa genética. Por el momento, no se propone ninguna medicación específica. ¿Qué hacer?

Algunos pioneros, inspirados por el psicoanálisis, propusieron desde los años sesenta, en diversas instituciones, un enfoque que mezclaba métodos relacionales, juegos, actividades y aprendizaje. Las instituciones y sus mix terapéuticos se dirigían a todo tipo de patologías. En 1987, Ivar Lovaas, en un artículo rotundo, propone centrarse en un método de repetición intensiva de conductas simples y reservarlo a los autistas. Este método estará fuertemente estructurado mediante el enfoque recompensa – castigo. Lo llamó Análisis del comportamiento aplicado. En inglés, Applied Behavior Analysis, (ABA). Sin referencia a la cognición. Este método encontró en los Estados Unidos un éxito conforme al prestigio reconocido del enfoque conductual en esa zona cultural. Sin embargo, no han faltado las objeciones, y no únicamente por parte de los psicoanalistas, contra la extensión de los métodos conductuales y su reduccionismo asumido a la extensión del “espectro de los trastornos autísticos”. Las objeciones han sido éticas, técnicas y económicas.

La ficción en la que se inscribe el panfleto “El muro” sostiene que las múltiples preguntas que se plantean en el tratamiento del autismo se reducen, por un lado, a un enfrentamiento entre psicoanálisis y terapias conductuales y, por otro lado, entre Francia, país del pasado, epónimo de la “vieja Europa” y los Estados Unidos, país del futuro. En Francia, el psicoanálisis plantearía aún obstáculos a la ciencia y en los Estados Unidos, las terapias cognitivo-conductuales, estarían enteramente reconocidas como el tratamiento de referencia. Es una ficción bifocal, pero falsa para cada uno de estos focos.

En Francia, el tratamiento de los sujetos autistas, inspirados por el psicoanálisis, tienen en cuenta los avances de la ciencia, utilizan los medicamentos adecuados, recomiendan la inscripción de los niños en las instituciones que mejor les convienen, en una escuela donde se puedan adaptar los aprendizajes, en función de lo que está disponible. Están de acuerdo en la necesidad de una continuidad en la interpelación de estos sujetos. “Hay algo que decirles”, sin que haya que hablar de “intensidad”. Hacen hincapié en un enfoque relacional, a partir de señales de interés manifestadas por el niño. No una estimulación – repetición para todos, sino una solicitación a la medida, un enfoque bottom-up, y no top-down. Las instituciones en las que tal enfoque es posible son demasiado poco numerosas en Francia. Esta rareza no va en el sentido del llamado “dominio ideológico” reprochado al psicoanálisis. Por ello, numerosos niños franceses son enviados a Bélgica en donde tales instituciones pueden acogerlos. Las autoridades de tutela consideran que obtienen resultados que les colocan entre las filas de las mejores en esta disciplina. Son financiadas por el equivalente de la seguridad social.

En los Estados Unidos, los tratamientos conductuales se encuentran con objeciones y con limitaciones: éticas, económicas y legales. La objeción ética se centra en el número e intensidad de los castigos que deben ser ejercidos para forzar el aislamiento del sujeto. ¿Cuál es el precio justo del injerto de una conducta repetitiva sobre un sujeto muy replegado en si mismo? Algunos practicantes del método ABA han podido materializar quejas por “comportamientos no éticos” hacia los niños. También ¿hasta donde se puede transformar a los padres en educadores intensivos de sus hijos? Algunos lo han hecho hasta el agotamiento, provocando una especie de burn-out parental.

En Canadá, país especialmente sensible a la protección de las comunidades, la objeción ha llegado hasta considerar la imposición de estos comportamientos como un ataque a los derechos del sujeto autista como tal. Hacía falta partir del autismo para concebir unos aprendizajes apropiados y no imponer el aprendizaje repetitivo simple. Entre las dos posiciones radicales, los Estados Unidos y Canadá presentan toda una serie de enfoques mixtos que desean alejarse de técnicas rígidas, asimilables a un adiestramiento, para solicitar las particularidades del niño en el ámbito del “espectro” de los autismos. En los Estados Unidos, las técnicas ABA son más bien consideradas como el pasado.

La objeción es también económica. Mientras los resultados del aprendizaje intensivo se mantienen mal, más allá del marco estricto en el que son administrados, el método supone un educador individual a tiempo completo. Un tratamiento estándar se ha valorado en 60.000 USD por año. Las asociaciones de padres conquistadas por estos métodos han intentado que los estados, que en los Estados Unidos son responsables de los gastos de salud, les rembolsen los gastos. Es así como California, solicitada en este sentido, ha rechazado el rembolso, de la misma forma que Ontario en Canadá.

La ficción del “Muro” y sus simplificaciones polémicas hacen olvidar la pluralidad de los puntos de vista que produce la complejidad del autismo. Se encuentra esta pluralidad en los comentarios que el panfleto ha provocado. El mismo día, el diario “Le Monde” y su suplemento se encontraban en dos frecuencias muy diferentes, sin hablar de otros diarios. La realizadora del “Muro” evocaba la simpatía de los periodistas hacia ella que se presentaba como una de ellos, injustamente víctima de una censura. Se presentaba también como documentalista, aunque sea una vocación tardía, e incluso como una estudiante de psicoanálisis decepcionada. Estaba en todos los sitios.

En el “suplemento de Le Monde” una periodista que hasta entonces no se había preocupado de la salud mental fue seducida por la tesis del panfleto. Nada del psicoanálisis es, a sus ojos, defendible e, incluso cuando un entrevistado en la película le dice exactamente las tesis que ella defiende, lo encuentra de una “altivez arrogante”. Por el contrario, en el diario, Catherine Vincent, más aguerrida, hace referencia a la pluralidad de los enfoques, a la “llamada de los 39” y defiende un eclecticismo necesario. En el “Herald Tribune” un artículo retoma el storytelling Francia –USA y se inscribe en la ficción propuesta. Mientras tanto, el capítulo americano de la historia se precisaba y la realizadora anunciaba su presencia en Filadelfia en el congreso ABA del día 26, donde deseaba presentar su película, después de pasar por Nueva York. Dudamos que su método pueda convencer más allá de los adeptos del “French bashing”. En Estados Unidos, la diversidad de opiniones está demasiado inculcada. El juicio emitido ayer (2) constata las malas artes utilizadas por los partidarios de una causa que les parecía buena y que justificaba por lo tanto todos los medios. La invocación a Michael Moore por el abogado de la realizadora y de la productora, durante su declaración de apelación, solo remite a la ficción Francia-USA. Para el primer ensayo documental de nuestra polemista, el traje es tal vez un poco pesado de llevar.
En París, 27 de enero de 2012
(1) Artículo publicado en Lacan Quotidien 142 , www.lacanquotidien.fr, y traducido por Carmen Cuñat y Julio González (Escuela Lacaniana de Psicoanálisis del C. F.)
(2) Ver la noticia emitida por Agence France Presse el 26 de enero de 2012 en la que se comunica que la película sobre el Autismo, El Muro, que quiere probar “lo absurdo” del abordaje de esta enfermedad por el psicoanálisis y elogia, a su vez, los llamados métodos conductuales, ha sido prohibida después de la demanda judicial puesta por algunos de los psicoanalistas interrogados en ese documental. El tribunal de Lille (Francia) constató que “los extractos de esas entrevistas” a psicoanalistas bien reconocidos, dañan su imagen y su reputación y que el sentido de sus aportaciones fue voluntaria e insidiosamente deformado.

terça-feira, 21 de fevereiro de 2012

Espetáculo

http://www.jorgeforbes.com.br/br/artigos/espet%C3%A1culo.html


Jorge Forbes





 Espetáculo é um termo caro à psicanálise. Remete a: “ver sobre uma cena”. A primeira idéia, a primeira expressão que nos ocorre é aquela consagrada por Freud: “uma outra cena” (ein anderer Schauplatz), por vezes usada como referência de inconsciente. Empregamos a expressão “outra cena” quando, por exemplo, o analisando muda as coordenadas de suas queixas desde um contexto local, para um outro lugar, em um outro tempo. Chega-se a preconizar tecnicamente a mudança da poltrona para o divã, nesse momento de passagem discursiva.
            Lacan se inicia na psicanálise também com um estudo sobre o espetáculo - podemos assim dizer - uma vez que seu trabalho inicial de 1936 sobre o Espelho discorre sobre o momento em que um bebê, ainda em estado de corpo fragmentado, precipita uma unidade imaginária corporal, a se ver completado no espelho, neste caso, metáfora daqueles que se ocupam dele, a começar por sua mãe.
            O estudo de Freud e o de Lacan coincidem e destacam algo fundamental da natureza humana, a saber: o ser humano se compreende ou se realiza, no sentido forte do termo, só quando é colocado em cena, no espetáculo, no confronto com o outro.
            A questão “espetáculo” ganha especial importância nos dias de hoje, que foram consagrados por Guy Debord sob o nome “A Sociedade do Espetáculo”, título de seu livro bem mais citado do que lido.
            Sim, vivemos na sociedade do espetáculo, passamos de uma sociedade industrial, no qual o laço social era vertical, para uma sociedade globalizada, da era da informação, no qual ele é horizontal. A primeira, a sociedade industrial, era uma sociedade padronizada em todos os seus níveis, do mais restrito ao mais amplo. Na família, o pai; no trabalho, o chefe; na sociedade civil, a pátria. As cenas eram fixas, com explicações prêt-à-porter, o que facilitou a importância e a extensão que tomou o “complexo de Édipo”, como uma chave geral explicativa. Se o espetáculo pertence ao registro do Imaginário, no sentido de Lacan, ele era ali submetido às leis compreensivas do registro Simbólico, superiores ao Imaginário, na época que precedeu a que vivemos. Antes, compreendíamos, dávamos um sentido ao espetáculo, o iluminávamos com o saber, como preconizaram os Iluministas. 
            Preocupados que estamos com “a ordem simbólica no século XXI não ser mais o que era” (título do Congresso de 2012, da Associação Mundial de Psicanálise – AMP) e com as decorrentes conseqüências nos tratamentos, cabe notar que o Imaginário em nossos dias se associa diretamente ao Real, sem necessidade da intermediação simbólica. Trocando em miúdos. Saímos de uma situação na qual a razão era prioritária, para um novo momento, no qual o ressoar toma a dianteira. Assim, os jovens contemporâneos não se perguntam entre si: - “Você me entendeu?”, como faziam os seus pais, mas, simplesmente: - “Você tá ligado?”. O que se tornou básico não é um intercâmbio de significado racional, presente no “entender”, mas uma epidemia (outro termo atual que merece nossa atenção, por descrever como se dão mudanças sociais atualmente), uma epidemia de sentido, tá ligado? Saímos do diálogo e estamos indos para os monólogos articulados.
            Nesse mundo de hoje, só duas opções: espetáculo ou genérico. Genérico é ser igual a todo mundo, na ordem unida, tal como as geladeiras: todas brancas e ninguém sabe a marca. Espetáculo é um problema. Requer dois movimentos fundamentais, que sintetizo na sigla cheia de futuro: IR. IR de Invenção eResponsabilidade. Sendo que vivemos um mundo despadronizado, no qual faltam referências ao homem que se vê desbussolado, no qual nem o Édipo sobrevive como chave universal, em vez de cada um se medir frente a um padrão, que não há – pois não há um, mas inúmeros - somos levados a inventar uma resposta singular e passá-la responsavelmente no mundo. Assim entendo quando em seu curso de 2010 (inédito), em Paris, Jacques-Alain Miller trabalha a dimensão do show, no passe. Segundo ele, o cartel do passe não teria nenhuma nota a tomar, a não ser se deixar impressionar pelo espetáculo daquele que se oferece a demonstrar a sua maneira de passagem do estritamente singular ao mundo.
            Essa forma de compreensão do espetáculo é coerente à segunda clínica de Lacan, nomeada de forma diversa, entre outras, de Clínica do Real. Se na primeira clínica a questão era atingir um saber sobre o véu do fantasma, demonstrando-o e atravessando-o, na segunda, própria aos tempos atuais, a questão não é a demonstração, mas a “monstração, como diria Lacan, mostrar a capacidade que se adquire em uma análise de não mais buscar a referência de sua identidade na dialética do espelho/expectativa do Outro, aquém ou além do fantasma, axioma das significações. Trata-se, na clínica do século XXI, de suportar o impacto e a surpresa, do que aparece como novo e equívoco, sem significado pré-estabelecido, no entanto estreitamente ligado ao sentido de um gozo ineliminável, marca de origem de cada um, que possibilita a flexibilidade necessária a quem queira ser um “homem pronto a todas as circunstâncias”, inventando e se responsabilizando por soluções singulares, na cena de uma vida.

segunda-feira, 20 de fevereiro de 2012

PETICIÓN INTERNACIONAL PARA EL ABORDAJE CLÍNICO DEL AUTISMO.





A iniciativa del Instituto Psicoanalítico del Niño
(Universidad Popular Jacques-Lacan)
La petición puede firmarse por Internet en la Web de Lacan Quotidien clicando aquí:http://www.lacanquotidien.fr/blog/petition/
Las asociaciones, los profesionales implicados en la acogida, el cuidado y el acompañamiento de los sujetos autistas,
los padres cuyos hijos son acogidos en estructuras médicas o médico-sociales,
los ciudadanos implicados, ya sean o no franceses, firmantes todos de esta petición:

— piden que el psicoanálisis, sus investigaciones y sus practicantes, dejen de ser difamados por alegaciones destinadas a desconsiderarlos;

— desean que los poderes públicos tengan en cuenta la preocupación legítima de las familias, sin descuidar por ello el trabajo que, desde hace décadas, llevan a cabo los equipos de profesionales con niños y adultos autistas en el marco de la red de salud mental, de las consultas privadas, de las instituciones médico-sociales. Dicho trabajo se beneficia, en un gran número de casos, de la formación psicoanalítica de los practicantes;

— desean que la inquietud de las familias no sea explotada para designar a chivos expiatorios ni denigrar a profesionales implicados en promover las instituciones y las prácticas que garantizan que el niño y su familia sean respetados en el momento subjetivo que les es propio;

— consideran que en Francia, la representación nacional sabrá, con su saber hacer, evitar pronunciarse sobre un problema de salud pública que, lejos de haber sido descuidado, está siendo tomado en consideración desde hace tiempo;

— requieren que se ponga en marcha un plan capaz de asegurar los medios humanos y estructurales necesarios para la prosecución de los cuidados y del acompañamiento educativo que precisa la situación singular de cada niño y adulto que sufra de autismo.

LOS 21 PRIMEROS FIRMANTES
1 – Pr. Francois ANSERMET, Profesor de psiquiatría del niño y del adolescente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Ginebra, Director del Servicio de Psiquiatría del niño y del adolescente en el Hospital Universitario de Ginebra, director del Departamento Universitario de Psiquiatría;
2 - Pr Guy BRIOLE, ex-director del Servicio de Psiquiatría del Hospital de Val-de-Grace, Presidente de la Association des Agreges de l'Ecole du Val-de-Grace;
3 - Pr Jean-Claude MALEVAL, Profesor de Psicología Clínica de la Universidad de Rennes 2;
4 - Pr Laurent OTTAVI, Profesor de Psicopatología Clínica, Director del Laboratorio Universitario multipuesto de investigaciones Psychopathologie, nouveaux symptomes et lien social, EA 40504;
5 - Dr Yves-Claude STAVY, Director de Servicio, Director del “Pole de psychiatrie infanto juvenile a l'EPS de Ville-Evrard”;
6- Dr Jean-Daniel MATET, psiquiatra, praticien hospitalier honoraire, Presidente de la Ecole de la Cause freudienne;
7 – M. Leonardo GOROSTIZA, Presidente de la AMP (Asociación Mundial de Psicoanálisis);
8 – M. Eric LAURENT, ex Presidente de la AMP;
9 - Dr Alexandre STEVENS, psiquiatra, Director terapéutico de Le Courtil, Tournai (Belgique), docente en Formation continue de l’Universite Libre de Bruxelles ;
10 - Dr. Fabien GRASSER, psiquiatra en Hospital, responsable de la Unite clinique Jacques-Lacan, Secteur de psychiatrie 91 G 11;
11 - Dr. Armand ZALOSZYC, psiquiatra, ancien interne des Hospitaux Psychiatriques d’Alsace, praticien attache des HoSpitaux Universitaires de Strasbourg, medecin coordinateur de synthese au Centre medico-psycho-pedagogique de Strasbourg;
12 – Dr. Agnes AFLALO, médico director del CMP Croix-Rouge;
13 - Dr Francois LEGUIL, psiquiatra, ancien praticien hospitalier a l’Hospital Sainte-Anne (Paris), ancien attache des Hospitaux de Paris, membre titulaire de l’Evolution Psychiatrique;
14 - Dr. Luis SOLANO, ancien praticien attache a Sainte-Anne, Medecin Coordonateur du Pole des ITEP (94000 et 77000) de l'UGECAMIF;
15 - Dr Jean-Robert RABANEL, psiquiatra, responsable terapéutico de CTR Nonette;
16 - Mme Cynthia FLEURY, escritora y filósofa;
17 - Mme Blandine KRIEGEL, filósofa;
18 - M. Alexandre ADLER, escritora, editorialista de Le Figaro;
19 - Mme Fabienne SERVAN-SCHREIBER, productora;
20 - Mme Judith MILLER, Presidente de la Association de la Fondation du Champ freudien;
21 - Dr Daniel ROY, psiquiatra, praticien attache au CH de Cadillac - CMP de Bordeaux.


LAS TRES PRIMERAS INSTITUCIONES FIRMANTES
1 - Institut psychanalytique de l’Enfant
2 - Ecole de la Cause freudienne
3 - Association des Psychologues Freudiens 

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A PROPÓSITO DEL TRATAMIENTO DEL AUTISMO. STORYTELLING Y JUICIO*. Eric Laurent (París)
La conquista contemporánea de la opinión depende cada vez más de la coherencia de la historia que viene a representar una tesis publicada a través de los diferentes medios y la enumeración de hechos que se seleccionan para sostenerla.
La campaña de prensa preparada por profesionales para sostener la tesis de un conjunto de asociaciones de padres de autistas cuenta una historia que caricaturiza al psicoanálisis, para proponer únicamente las terapias de conducta como solución adaptada al autismo en su conjunto y para toda la extensión de su espectro. El epicentro de la historia es Francia o, mejor dicho, Francia y Bélgica, pero esta historia debe ser pensada globalmente.
Resumamos. Por procedimientos que consisten en engañar a la buena fe, un así llamado “documental” reduce la diversidad de posiciones de los psicoanalistas interrogados a una tesis ridícula: la causa del autismo es culpa de los padres, especialmente de la madre. La reducción al lecho de Procusto se establece mediante amalgamas y distorsiones. Una vez la tesis establecida, el honor de los padres así incriminados y “culpabilizados”, no puede limpiarse más que con una denuncia más feroz de tal enfoque. Con este objetivo todo podrá ser retenido y desnaturalizado para sostener la causa.
La operación está arropada mediante el recurso a la ciencia que afirmaría poder explicar el conjunto de los fenómenos mediante una estricta consideración biológica, sin tener en cuenta la relación que sustenta el sujeto con el mundo, hasta tal punto la apariencia de ciertos autistas permitiría pensar en este corte. El drama de salud pública planteado por estos sujetos coloca sin embargo en primer plano la acogida de estos síntomas en un discurso. Incluso si se explica el sorprendente crecimiento del número de casos mediante artefactos estadísticos, hay que explicar por qué la mirada clínica desvela mejor estos síntomas. Además, es el único “trastorno” psíquico en el que la metáfora de la reducción del trastorno a un “desequilibrio químico” como en la depresión, por ejemplo, es rechazada.
Las crisis de agitación, de angustia, de repliegue pueden ser estimuladas o atemperadas mediante medicaciones apropiadas pero nadie afirma tocar a la causa. De ahí las esperanzas puestas en la causa genética. Por el momento, no se propone ninguna medicación específica. ¿Qué hacer?
Algunos pioneros, inspirados por el psicoanálisis, propusieron desde los años sesenta, en diversas instituciones, un enfoque que mezclaba métodos relacionales, juegos, actividades y aprendizaje. Las instituciones y sus mixterapéuticos se dirigían a todo tipo de patologías. En 1987, Ivar Lovaas, en un artículo rotundo, propone centrarse en un método de repetición intensiva de conductas simples y reservarlo a los autistas. Este método estará fuertemente estructurado mediante el enfoque recompensa–castigo. Lo llamó Análisis del comportamiento aplicado; en inglés,Applied Behavior Analysis, (ABA), sin referencia a la cognición. Este método encontró en los Estados Unidos un éxito conforme al prestigio reconocido del enfoque conductual en esa zona cultural. Sin embargo, no han faltado las objeciones, y no únicamente por parte de los psicoanalistas, contra la extensión de los métodos conductuales y su reduccionismo asumido a la extensión del “espectro de los trastornos autísticos”. Las objeciones han sido éticas, técnicas y económicas.
La ficción en la que se inscribe el panfleto “El muro” sostiene que las múltiples preguntas que se plantean en el tratamiento del autismo se reducen, por un lado, a un enfrentamiento entre psicoanálisis y terapias conductuales y, por otro lado, entre Francia, país del pasado, epónimo de la “vieja Europa” y los Estados Unidos, país del futuro. En Francia, el psicoanálisis plantearía aún obstáculos a la ciencia y en los Estados Unidos, las terapias cognitivo-conductuales, estarían enteramente reconocidas como el tratamiento de referencia. Es una ficción bifocal, pero falsa para cada uno de estos focos.
En Francia, el tratamiento de los sujetos autistas, inspirados por el psicoanálisis, tienen en cuenta los avances de la ciencia, utilizan los medicamentos adecuados, recomiendan la inscripción de los niños en las instituciones que mejor les convienen, en una escuela donde se puedan adaptar los aprendizajes en función de lo que está disponible. Están de acuerdo en la necesidad de una continuidad en la interpelación de estos sujetos. “Hay algo que decirles”, sin que haya que hablar de “intensidad”. Hacen hincapié en un enfoque relacional, a partir de señales de interés manifestadas por el niño. No una estimulación–repetición para todos, sino una solicitación a la medida, un enfoque bottom-up, y no top-down. Las instituciones en las que tal enfoque es posible son demasiado poco numerosas en Francia. Esta rareza no va en el sentido del llamado “dominio ideológico” reprochado al psicoanálisis. Por ello, numerosos niños franceses son enviados a Bélgica en donde tales instituciones pueden acogerlos. Las autoridades de tutela consideran que obtienen resultados que les colocan entre las filas de las mejores en esta disciplina. Son financiadas por el equivalente de la seguridad social.
En los Estados Unidos, los tratamientos conductuales se encuentran con objeciones y con limitaciones: éticas, económicas y legales. La objeción ética se centra en el número e intensidad de los castigos que deben ser ejercidos para forzar el aislamiento del sujeto. ¿Cuál es el precio justo del injerto de una conducta repetitiva sobre un sujeto muy replegado en sí mismo? Algunos practicantes del método ABA han podido materializar quejas por “comportamientos no éticos” hacia los niños. También ¿hasta dónde se puede transformar a los padres en educadores intensivos de sus hijos? Algunos lo han hecho hasta el agotamiento, provocando una especie de burn-out parental.
En Canadá, país especialmente sensible a la protección de las comunidades, la objeción ha llegado hasta considerar la imposición de estos comportamientos como un ataque a los derechos del sujeto autista como tal. Hacía falta partir del autismo para concebir unos aprendizajes apropiados y no imponer el aprendizaje repetitivo simple. Entre las dos posiciones radicales, los Estados Unidos y Canadá presentan toda una serie de enfoques mixtos que desean alejarse de técnicas rígidas, asimilables a un adiestramiento, para solicitar las particularidades del niño en el ámbito del “espectro” de los autismos. En los Estados Unidos, las técnicas ABA son más bien consideradas como el pasado.
La objeción es también económica. Mientras los resultados del aprendizaje intensivo se mantienen mal, más allá del marco estricto en el que son administrados, el método supone un educador individual a tiempo completo. Un tratamiento estándar se ha valorado en 60.000 dólares por año. Las asociaciones de padres conquistadas por estos métodos han intentado que los Estados, que en los Estados Unidos son responsables de los gastos de salud, les rembolsen los gastos. Es así como California, solicitada en este sentido, ha rechazado el reembolso, de la misma forma que Ontario en Canadá.
La ficción del “Muro” y sus simplificaciones polémicas hacen olvidar la pluralidad de los puntos de vista que produce la complejidad del autismo. Se encuentra esta pluralidad en los comentarios que el panfleto ha provocado. El mismo día, el diario “Le Monde” y su suplemento se encontraban en dos frecuencias muy diferentes, sin hablar de otros diarios. La realizadora del “Muro” evocaba la simpatía de los periodistas hacia ella que se presentaba como una de ellos, injustamente víctima de una censura. Se presentaba también como documentalista, aunque sea una vocación tardía, e incluso como una estudiante de psicoanálisis decepcionada. Estaba en todos los sitios.
En el “suplemento de Le Monde” una periodista que hasta entonces no se había preocupado de la salud mental fue seducida por la tesis del panfleto. Nada del psicoanálisis es, a sus ojos, defendible e, incluso cuando un entrevistado en la película le dice exactamente las tesis que ella defiende, lo encuentra de una “altivez arrogante”.
Por el contrario, en el diario, Catherine Vincent, más aguerrida, hace referencia a la pluralidad de los enfoques a la “llamada de los 39” y defiende un eclecticismo necesario.
En el “Herald Tribune” un artículo retoma el storytelling Francia–USA y se inscribe en la ficción propuesta. Mientras tanto, el capítulo americano de la historia se precisaba y la realizadora anunciaba su presencia en Filadelfia en el congreso ABA del día 26, donde deseaba presentar su película, después de pasar por Nueva York. Dudamos que su método pueda convencer más allá de los adeptos del “French bashing”. En Estados Unidos, la diversidad de opiniones está demasiado inculcada. El juicio emitido ayer (2) constata las malas artes utilizadas por los partidarios de una causa que les parecía buena y que justificaba por lo tanto todos los medios. La invocación a Michael Moore por el abogado de la realizadora y de la productora, durante su declaración de apelación, solo remite a la ficción Francia-USA. Para el primer ensayo documental de nuestra polemista, el traje es tal vez un poco pesado de llevar.
1-. Artículo publicado en Lacan Quotidien 142, www.lacanquotidien.fr, y traducido por Carmen Cuñat y Julio González (Escuela Lacaniana de Psicoanálisis del C. F.)

2-. Ver la noticia emitida por Agence France Presse el 26 de enero de 2012 en la que se comunica que la película sobre el Autismo, El Muro, que quiere probar “lo absurdo” del abordaje de esta enfermedad por el psicoanálisis y elogia, a su vez, los llamados métodos conductuales, ha sido prohibida después de la demanda judicial puesta por algunos de los psicoanalistas interrogados en ese documental. El tribunal de Lille (Francia) constató que “los extractos de esas entrevistas” a psicoanalistas bien reconocidos, dañan su imagen y su reputación y que el sentido de sus aportaciones fue voluntaria e insidiosamente deformado.

"James Joyce: cuando la obra de arte rivaliza con el síntoma”

Por Araceli Fuentes (Madrid).

Jacques Lacan encuentra en la escritura de Joyce, la misma función que en el síntoma, el síntoma tal como lo piensa en el 75-76, como síntoma borromeo, es decir como lo que permite anudar los tres redondeles de cuerda, que anudados borromianamente por un cuarto, constituyen el nudo borromeo, un nuevo tipo de escritura, una escritura topológica.
La principal característica del nudo borromeo es que si cortamos cualquiera de sus redondeles, el nudo se deshace. El nudo borromeo nos muestra cómo pueden mantenerse unidas las tres dimensiones, real, simbólica e imaginaria, que habita el ser hablante, los tres registros en los que se realiza la experiencia de la subjetividad, por medio de un cuarto redondel.
La importancia del cuarto redondel es esencial como condición de anudamiento, y esa función la pueden hacer tanto el nombre del padre como el síntoma.
El descubrimiento de la función del síntoma como condición de anudamiento, Lacan la encuentra, no sin sorpresa, en la obra de Joyce, lo que le hará preguntarse ¿Cómo puede la obra de arte rivalizar con el síntoma?. Este descubrimiento es de especial trascendencia en la clínica pues supone que sujetos para los cuales el padre no ha funcionado en su configuración típica tienen la posibilidad de inventar un síntoma equivalente: la escritura de Joyce es la prueba.
La escritura de Joyce es el "tratamiento" que James Joyce da a ciertos fenómenos que sufre en su relación con la palabra, fenómenos que presentan cierta similitud con los de la psicosis. Para él la palabra, lo simbólico se le hace demasiado real, lo simbólico está directamente conectado con el goce sin la medicación de lo imaginario y del sentido. La polifonía de la palabra lo invade, el carácter parásito de las palabras no está velado para él. Joyce va a tratar este síntoma que él tiene con la lengua por medio de la escritura hasta transformarlo en el síntoma que el es, su verdadero nombre. “La escritura funcionó como un biombo para protegerse de los ecos infinitos de la lengua. Su ser era su síntoma”.(1)
De que escribir es su síntoma parece no haber duda, Joyce gozaba con eso, se conocen sus ataques de risa mientras escribía, como cada uno, él también goza de su síntoma. Todo síntoma incluido el de Joyce, desafía al sentido común. Joyce nada odiaba más que el sentido, el sentido y la evidencia eran para él lo peor de lo peor, el infierno.
Su síntoma-escritura se ve llevado, en el working progress que constituye su obra, a atacar el sentido cada vez más hasta llegar a escribir Finnegans Wake, ese extraño aerolito con el que no se sabe qué hacer y que es imposible de leer y por supuesto de traducir, pues además está escrito en varias lenguas.
El artificio literario de Joyce está al servicio de romper la relación que hay entre enunciación y enunciado, al servicio de eyectar el sentido, lo que la hace ilegible, sobre todo en sus últimas obras. El uso, tan particular, que hace del equívoco está al servicio de hacerse un síntoma, es la operación inversa a la del analista, si el analista hace un uso del equívoco que le permite desalojar el síntoma, Joyce al contrario, con su uso del equívoco logra hacerse uno.
Lo que lo lleva a hacer algo así algo sin sentido es que el gozaba con eso, sin embargo no les sucede lo mismo a sus lectores, el lector no goza con eso, lo que es lógico si pensamos que cada uno goza de su síntoma. Por la misma razón tampoco podemos considerar la escritura de Joyce como un producto de la sublimación, porque la sublimación consiste en producir un objeto para el goce del otro, y aquí no se trata de eso, sino del goce del propio escritor.
Un síntoma que es ilegible pero capaz de cifrar lo real que se aloja en él. Un síntoma muy particular pues se trata de una obra de arte, un síntoma que no está en el cuerpo.
Lacan nos ha mostrado la particular relación de “dejar caer su cuerpo” que tenía Joyce en el episodio de la paliza que sufrió y tras la cual apenas sintió un atisbo de cólera contra sus agresores, atisbo que se desvaneció rápidamente como la cáscara se desprende del fruto maduro.
Esta extraña relación con su propio cuerpo, es la consecuencia, nos dice Lacan, del error del nudo de Joyce (2), en el que lo simbólico y lo real se conectan directamente, mientras que el redondel de lo imaginario queda suelto. Imaginario dónde Lacan sitúa el cuerpo en el nudo borromeo.
Con su escritura Joyce logra corregir el error de su nudo y hacerse un Ego, el Ego joyciano no está hecho como el de todo el mundo, no se funda en la adoración de la propia imagen, sino que es un Ego escritural, Joyce podía dejar que golpearan su cuerpo, pero no su arte, no era de “artorgullo” de lo que carecía puesto que entre los artistas se consideraba “THE ARTIST”, el artista con mayúscula, el único.
Al hacerla publicar, tarea a la que el escritor dedicó tiempo y desvelos, Joyce consiguió hacerse un nombre de artista, a lo que se sentía imperiosamente llamado.
La tesis de Lacan al respecto es la de que si Joyce se sentía tan imperiosamente llamado a hacerse un nombre era en razón de su “falta de padre”, de la “carencia paterna”que padecía..
Jhon Joyce, el padre del artista fue un hombre fanático, borracho y fanfarrón que se dilapidó los pocos bienes que tenían y pretendió descargar sus deberes familiares sobre los hombros de su hijo James, al que solía pedir dinero. Este padre no le enseño nada y lo único bueno que hizo por él es haberlo dejado en manos de los Jesuitas que lo educaron y donde él adquirió el armazón de su pensamiento, aunque fuera para pensar en contra y situarse como hereje...(3)
“Esa falta de padre” Joyce la va a compensar con su síntoma-escritura, gracias a la cual logra hacerse un nombre con el que se inscribe en la historia de la literatura.
"Joyce es aquel que se privilegia de haber llegado al punto extremo para encarnar en él el síntoma, eso por lo que escapa a toda muerte posible..”.(4)
“Joyce es hijo de su síntoma”, nos dirá Lacan.
Araceli Fuentes (Madrid).
NOTAS
(1) MILLER, J-A., "Lacan con Joyce", Uno por Uno, núm. 45, Barcelona:EOLIA, 1990.
(2) LACAN, J., Le Seminaire Le Sinthome, núm. XXIII, París: SEUIL, 2005.
(3) Id.
(4) LACAN, J., "Joyce el Síntoma I", Uno por Uno, núm. 44, Barcelona:EOLIA, 1990.

sábado, 18 de fevereiro de 2012

O Supereu sob medida.

Uma entrevista de Eric Laurent sobre a nova ordem simbólica no século XXI 

@gente:
O debate epistemológico no século XXI inclui novos saberes, pergunto: com quais saberes os futuros psicanalistas terão que aprender a dialogar e quais seriam suas contribuições?

Eric Laurent:
O debate epistemológico para a psicanálise não é um debate que se passa no céu das ideias. É um debate crucial para a prática da psicanálise em si mesma. A psicanálise pode dialogar com certos saberes que levem em conta o inconsciente como dimensão essencial para uma experiência psicanalítica, pois a depender da concepção que se tem sobre o inconsciente, é possível dialogar com esse ou aquele saber. Quando Freud se deu conta de que a psicanálise tinha uma parte ligada à neurologia e a biologia de sua época, pode dialogar ao seu modo com a neurologia, e esse diálogo se chama "Projeto por uma psicologia científica". Em seguida ele dialogou com a biologia, e seu modo de dialogar com a biologia, foi descrever algo até então completamente desconhecido pela biologia e que ele chamou de "mais além do princípio do prazer".

Quer dizer que ele se endereçava a esses saberes, neurologia, biologia, mas para fazer surgir algo que era absolutamente desconhecido nestes campos. Ou seja, a neurologia conheceu esse princípio da psicologia que incluía o deslocamento da representação das palavras, e igualmente a biologia pode conhecer isto que era completamente estranho em sua época, a saber, a pulsão de morte. Atualmente, na biologia, se fala do processo de morte de células de um modo radicalmente novo com a noção de apoptose. A apoptose, que significa uma morte celular programada, é considerada como um dos mecanismos cruciais do organismo para a manutenção do vivente, porém, nada disso tem relação com a pulsão de morte. Mesmo que a apoptose traga à luz uma espécie de saber já inscrito no organismo, a pulsão de morte é algo completamente distante deste saber.
E Lacan, com o seu modo de ler Freud, acrescentou que esse traço, que estava presente no "Projeto", não possuía relação com a física, tal como Freud pensava, mas que respondia a outras leis, como demonstrou a prática da psicanálise, e que se tratava do significante. Que se tratava do significante e também de um furo. Um furo no significante, mas também um furo no corpo. É claro que uma vez que tomamos as coisas dessa maneira promove-se uma subversão entre a psicanálise e os saberes. É realmente importante levar os biólogos a compreender que o real deles sobre a morte é diferente da pulsão de morte e da dimensão subjetiva. Do lado dos lingüistas, é importante demonstrar que algo faz obstáculo na linguagem, e que a ideia de uma língua sem equívocos é um sonho que eles não conseguiram realizar.

Eu diria então que nosso diálogo com os saberes, inclusive com as neurociências, com as ciências que se prendem àquilo que se pode dizer com o significante, é no sentido de fazer valer os objetos que chamamos de irredutíveis a esse tipo de aproximação científica. É essa a meta da psicanálise. Assim como as ciências da linguagem focam a língua, assim como as ciências da lógica focam o real, assim como as ciências clínicas focam a singularidade radical do sintoma, nosso diálogo buscar apontar nossa irredutibilidade. Naturalmente, não implica em nos contentar com uma espécie de isolamento benigno, satisfeitos com nossa particularidade. Trata-se bem mais de saber como demonstrar nossa posição, na medida em que os saberes sempre se deslocam. Isso impõe que devemos nos informar, mas nos informar de tal modo a poder sempre fazer surgir o que há de irredutível nos fenômenos que compõem o campo da psicanálise, fenômenos que não podem ser abordados por nenhum outro saber.

Há, com muita freqüência na psicanálise, mesmo porque muitas vezes os psicanalistas não estão de acordo sobre como se colocar diante dos novos saberes, uma tentação de falar a partir do discurso da moda. Ou seja, em sintonia com o discurso dominante em um dado momento. Quando a física foi dominante em uma época havia a tentativa de alguns psicanalistas de incluírem a cibernética para tentar resolver os problemas da psicanálise. No momento atual, são as neurociências que surgem como campo de saber dominante, e logo surgiram psicanalistas que tentam criar a neuro-psicanálise, tentando copiar os modelos das neurociências. Assim como, quando a biologia fez seus avanços, um certo Hartmann tentou reduzir a psicanálise ao contexto da psicologia geral. Tudo isso nos mostra qual é a má maneira de dialogar.

Não se trata de tentar entrar na psicologia geral, na neurologia geral ou física geral, trata-se, para nós, precisamente de demonstrar que na civilização os saberes se acumulam, se substituem, se deslocam, uma vez que a própria civilização está em constante transformação e sempre há novos problemas a serem solucionados. Pois bem, a cada momento, nossa contribuição é de mostrar o que há de irredutível na experiência psicanalítica e, em especial, da relação àquele que a psicanálise chamou de falasser e de sua relação com o gozo. E, disso, ninguém mais além da psicanálise fala. Trata-se precisamente de trazer à tona a pertinência desses fenômenos e de demonstrar que eles não podem ser descritos por outras abordagens a não ser através dessa estranha experiência que é a psicanálise e que, apesar de não ser uma ciência, não pode existir sem a ciência.

@gente - Aprendemos com Freud que o supereu condenava o homem do século XIX a defender-se do gozo. Com Lacan, aprendemos que o supereu exigia do homem no século XX que gozasse à exaustão. E no século XXI, o que nos será exigido pelo supereu?

EL - A diferença entre o século XX e o século XXI é que os aparelhos de massificação não são, em hipótese alguma, os mesmos. Os aparelhos de massificação do século XX eram os da ciência laica e, sob o domínio da política. Eles provocaram um grande número de massacres e pesadelos dos quais a humanidade despertou com muita dificuldade. Isso levou a humanidade a elaborar um certo número de recursos, de sonhos, para substituir esse pesadelo, mas que acabaram por fracassar no final do século XX. Houve o sonho, tomando emprestado o nome do livro de Fukuyama, um sonho de "Fim da História", em que se pensava que, após ter passado por todo tipo de formas políticas, nada mais haveria do que variações da democracia liberal. Veio daí uma espécie de entusiasmo inebriado dos neoconservadores de levar a democracia a todo o mundo, fazendo guerras, mas que, no fundo, foi vivido como uma espécie de sonho de uma liberação de algo que ninguém sabia muito bem o que era. A evidência de um fim da história vai nesse sentido.
Mas, logo no início do século XXI, passamos por um evento crucial, os atentados de 11 de setembro nos Estados Unidos, onde um sinal como o de um despertador acordou o mundo para um novo tipo de discurso religioso, que bem poderia ser uma religião comum, mas mostrou ser uma variante política muito particular, o islamismo radical. Este se coloca como o inimigo do gênero humano, ao menos de todos os outros, tendo como única visão, restabelecer uma nova humanidade, projeto naturalmente delirante, que seria ela mesma resumida a converter todo o mundo à esse islã sonhado por um certo número de radicais. Trata-se da Jihad, a guerra santa, como um instrumento com o qual este objetivo seria alcançado.

Os atentados mostraram o tamanho do projeto e fez ver à humanidade que o sonho neoconservador sobre o fim da história não iria acontecer e que, ao contrário, teríamos que enfrentar algo como uma forma totalmente nova da manifestação da pulsão de morte. Ou seja, no coração mesmo da civilização, surgiu um pesadelo de outra ordem que aponta para uma posição absolutamente irredutível. Algo completamente separado de todo o sonho de uma humanidade unida em torno dos mesmos princípios neoliberais e que, no fundo, mostraram uma espécie de infantilidade ou embriaguez dos sonhos criados para a saída do século XX.

O século XXI traz então, por um lado, esse projeto de separação radical, uma humanidade separada do resto da humanidade e, por outro, uma espécie de conformismo de massa nas democracias liberais, onde o conformismo é feito sob medida. É esse o paradoxo, enquanto no século XX o conformismo implicava em "fazer como todo mundo", agora é, ao contrário, fazer cada um a seu modo. O paradoxo é que cada um terá uma tatuagem diferente, porém todo mundo terá um tatuagem, e isso porque o simbólico por si mesmo já não basta, é então preciso inventar coisas novas com o corpo. Porém, o fato de que todos terão que inventar sua solução particular não deixa de ser um modo de conformismo do mundo atual. "Marque-se cada vez mais!", "distinga-se dos outros cada vez mais!", "Seja o empreendedor de ti mesmo, você não é o empreendedor de mais ninguém". É isso a solução sob medida. E isso é uma variante do supereu que é paradoxal. Ao mesmo tempo em que se exige uma distinção absoluta, isso é feito a partir de um processo que é comum a todos. A experiência subjetiva no século XXI tem que lidar com esse supereu sob medida.

E isso não tem nada a ver com o século XX. Vemos como, no momento, as massas não mais se reagrupam em torno do Um, consequentemente, elas têm que se haver com o fato de que não mais existe o centro do império. Não mais existe o Um, existe o múltiplo. E vemos como isso afeta, por exemplo, as mulheres que passam a fazer parte desse todo, ou também quando percebemos esse sonho de um retorno à religião, presentes nesse ou naquele filósofo, como Sloterdijk, que sonha com formas religiosas novas centradas no múltiplo, sonhadores de uma espécie de religião sob medida para cada um e que, contudo, fizesse laço. Então, uma gama de pensadores diferentes tenta aprofundar o paradoxo de um laço que contenha, ao mesmo tempo, o múltiplo. E isso é, sem dúvida, uma forma do supereu no século XXI que faz com que cada um vá em direção ao seu mais de gozar sem poder se apoiar nos discursos já existentes.

@gente - Qual o futuro para as crianças submetidas aos imperativos das avaliações escolares e científicas?

EL - Essa pergunta é crucial, pois as crianças são o futuro. As crianças respondem com uma sensibilidade e vivacidade extremamente fortes a essas mudanças na civilização. É muito impressionante constatar o peso da educação, o peso do saber que se impõe, de modo cada vez mais pesado, à juventude. Lacan inventou a expressão astudé para os estudantes submetidos a essa forma de aprendizado em que o saber é reduzido à sua utilidade, um saber reduzido ao seu aparelho útil, ao que é útil para o país quero dizer, à economia, ao aumento das riquezas. A ciência não é mais a ciência fundamental, a dos engenheiros, que faz cortes, que permite encontrar soluções, uma ciência que não se mistura com as suposições de saber. Essa ciência, quando surgiu no século XVII, abalou a religião. A crença não foi mais o que era antes, é o que Pascal chamou de silêncio dos espaços infinitos. Deus se calou.

Contudo, isso acabou. Hoje vemos que, com os engenheiros das tecnociências, um movimento contrário desponta em que há uma recrudescência da religião. Surge o sonho de religiões novas. Por exemplo, os cientistas que se ocuparam da bomba atômica no Paquistão são místicos. Eles acreditam em um deus particularmente feroz para quem a bomba atômica não é nada mais do que um de seus instrumentos. Assim, os fundadores da pesquisa da bomba atômica paquistanesa puderam ler no Corão que as tempestades de brumas escritas nos textos sagrados eram previsões dos efeitos das explosões atômicas.

Por outro lado, o uso, pelo aparelho do estado, da educação para direcionar o aprendizado a suprir suas necessidades de técnicos de alto nível a qualquer preço não deixa de ter consequências. Temos como exemplo o fato de que, em Harvard, nos cursos de medicina ou física, mais de dois terços dos alunos que conseguem entrar são originários dos países asiáticos. Em países como a Coréia do Sul, os alunos desde os seis anos começam a preencher os questionários dos exames de Harvard que eles farão dez anos mais tarde para admissão. E eles são treinados com um método e uma disciplina de ferro. Esses casos são particulares, mas a lógica de fundo permanece, o mundo inteiro está entrando nesse novo regime do saber.

E o que é que se constata? Constatamos uma estranha mutação nos jovens de nossa humanidade. Enquanto, há vinte anos, as crianças iam a escola, no momento atual elas começam a desenvolver síndromes e transtornos de atenção que fazem com que elas estejam agitadas em permanência. A tal ponto que, em determinados locais da América, um terço da população de jovens é submetida ao uso de Ritalina ou Concerta por sofrerem de agitação. Essa mutação é, com efeito, um estranho fenômeno. Por que essas crianças que, há apenas trinta anos, conseguiam ir para a escola e não eram consideradas agitadas, agora são diagnosticadas como hiperativas?

Com certeza as crianças sempre foram agitadas. Foi por isso inclusive que os ingleses inventaram o esporte. Eles inventaram o esporte como forma de permitir que, pela manhã, os jovens pudessem ir à escola e, pela tarde, pudessem se afrontar agressivamente entre si. O futebol foi inventado para isso na Inglaterra. O problema é que o futebol se tornou um instrumento para o business global e vemos, com o escândalo atual da FIFA, que esse instrumento passou completamente para o domínio do capital envolvendo enormes quantias de dinheiro.

De todo modo, voltando à questão da juventude a atual, o problema é que não se sabe mais de que modo é possível conversar com essa geração. Por um lado eles, os jovens, se agitam e, por outro, se deprimem. É notável, sobretudo nos países asiáticos, as estatísticas de suicídio entre os jovens. Assim como, por outro lado, cresce de modo impressionante nesses países a recusa de ir à escola. As ditas fobias escolares, que anteriormente eram fenômenos marginais da educação, se tornaram fenômenos de massa em determinadas regiões. Hoje, encontramos jovens capazes de passar meses sem sair de casa. Esse fenômeno de massa, que não por acaso tem um nome japonês Hikikomori, marca o peso das exigências sobre a juventude asiática.

Temos, portanto, na juventude atual, a presença de fenômenos absolutamente inéditos, que vão da agitação hipomaníaca à depressão e o suicídio, que são a reação dessa juventude submetida a um regime inédito na história. Quando sabemos do sucesso nas livrarias que obteve, nos Estados Unidos, o livro Tiger Mom, em que uma jovem de sucesso em Harvard considera a educação frenética e implacável que deu a seus filhos como a verdadeira solução para a educação, vemos, com efeito, como surge a receita para uma educação suicida.

@gente – A palavra "ordem" está presente no título do próximo congresso da AMP. Essa palavra está presente na bandeira do Brasil – Ordem e Progresso – e tem a influência direta do positivismo de Auguste Comte. Por outro lado, a palavra ordem está presente também na nomenclatura de Lineu para explicar a hierarquização do ser vivo. Há igualmente uma ambiguidade da palavra ordem, tanto no português como no francês, que quer impor algo – dar uma ordem – e igualmente organizar. Por que então a escolha da palavra ordem se vivemos no mundo da desordem?

EL - O positivismo, precisamente, quis salvar um certo número de coisas, ele é também uma religião laica. Auguste Comte, em seu delírio religioso, fez de seu imperativo "Ordem e Progresso" algo especialmente delirante. De todo modo, a ordem sempre teve como oposto o caos. Dito isto, não se deve ceder à tentação de condenar toda e qualquer desordem. No fundo observamos que há um discurso atual dos nostálgicos da ordem do século XX. "Ah que saudade dos tempos da religião, dos tempos em que acreditávamos ainda no pai!", ou seja, do tempo em que acreditávamos ainda em alguma coisa enquanto que agora reina apenas a desordem.

Muito bem, não é disso que se trata. Nós temos que lidar como uma ordem ainda mais terrível que se impõe. Nós temos uma nova ordem que é imposta, não apenas pelos nostálgicos da ordem, mas igualmente pelas tentações securitárias que estão em toda parte. Temos que lidar com uma ordem policialesca que, em nome da luta contra o terrorismo, em nome da guerra contra a guerra, viola de todos os modos as liberdades públicas. Os nostálgicos da ordem são diferentes nos Estados Unidos, na Europa ou na América Latina, mas há tentações de impor-se a ordem e a vigilância em todos eles, inclusive nas democracias liberais.

Não se trata mais das tentações fascistas e neo-fascistas do século passado, quer seja as dos anos trinta ou as dos anos setenta na América Latina. Não é mais disso que se trata. Estamos submetidos à vigilância absoluta, a um olho absoluto, para nos servir de uma expressão do livro de meu amigo Gerard Wacjman, como única garantia possível para uma vida em comum, e isso sob uma ordem de ferro. Uma ordem de ferro que é exercida a partir das telas e câmeras múltiplas que fixam esse olhar e invadem nossa existência. Isso tudo faz parte das condições que determinam a nossa relação com o gozo e o superego no mundo atual.

Finalmente, para responder à pergunta sobre qual é a ordem no século XXI, eu diria que seria recusar os semblantes do caos para fazer surgir as novas formas de ordem requeridas pela sociedade da vigilância. E nosso modo de pensar essa sociedade da vigilância é demonstrando que há uma sociedade do sintoma. É o sintoma que organiza o mundo, e isso, para cada um. Isso é possível precisamente pelo fato de que o sintoma não é um caos. O sintoma não deixa de ter uma relação com aquilo que faz a unidade de nosso mundo. É o que Lacan quis dizer com o não-todo. O não-todo é uma forma de organização de nosso mundo. Uma forma paradoxal que temos que demonstrar.

terça-feira, 14 de fevereiro de 2012

La vulnerable defensa del autista. Vilma Coccoz (Madrid)

La clínica psicoanalítica es una clínica del uno por uno
Hanna Arendt, una de las referencias más poderosas en el pensamiento del siglo XX anticipaba con espanto las consecuencias que podría acarrear el avance del “behaviorismo” en las ciencias humanas. En su libro La condición humana(1), escrito en 1958 se rebela ante el nuevo dios estadístico, erigido en “el supuesto de que los hombres se comportan y no que actúan con respecto a los demás. En cambio, el acto, por nacer en la trama del discurso, en el seno de lo propiamente humano, es singular, único, excepcional y a ello se debe su carácter extraordinario e histórico. En el comportamiento se privilegia lo parecido, lo homogéneo, la norma, lo que puede ser mensurable. Por esa razón, Arendt considera que la uniformidad estadística no es, en modo alguno, un ideal científico inofensivo, sino un ideal político de cuyos peligros advierte: si este ideal logra imponerse “las hazañas tendrán cada vez menos oportunidad de remontar la marea del comportamiento y los acontecimientos perderán cada vez más su significado…”(2). Es decir, perderán su valor, su excelencia, en definitiva, su dimensión humana.
Esta reflexión no ha hecho sino anticipar el estado de las cosas que intenta imponerse hoy en día. En lo que respecta al tratamiento del autismo, toma la forma de un atentado sistemático que se ceba con los seres más frágiles, los que sólo disponen del silencio como última defensa ante el atropello “pedagógico” que les arrebata su capacidad de acción, su humanidad y les trata como entes a ser domesticados.
Con toda razón, en su libro Sortir de l’autisme (3), Jacqueline Berger afirma que “nada es más peligroso que una ideología que no se reconoce como tal y que se afirma como verdad científica.” Ampliamente documentado, ejercicio de una crítica aguda e inteligente, este libro refleja el sufrimiento de los padres, su desconcierto ante el nihilismo terapéutico de algunos “expertos” que proclaman que la causa del autismo es genética y, por lo tanto, su cura, imposible. Berger extrae las consecuencias de tales postulados para los afectados y sus familias, aportando los datos económicos que justifican ciertas medidas de restricción y abandono de los tratamientos adecuados por parte de las administraciones públicas. J. Berger muestra hasta qué punto se cumple actualmente lo que Arendt temía: el ejercicio de una falsa ciencia al servicio de una ideología de dominio.
En la línea inaugurada por Arendt, este libro constituye un alegato en favor de la subjetividad que ha sido elaborado al detectar el alcance antropológico y ético comprometido en el diagnóstico y las terapias de modificación de los comportamientos. Frente a lo cual que enuncia su posición: “Pienso que deberíamos concebir los trastornos autísticos como heridas existenciales, como trastornos del ser. Y considerar a los autistas como sujetos para quienes su existencia no es segura, como seres amenazados de poder ser desposeídos del sentimiento de existir.” (4)
Nuestro sentimiento de existencia, nos ha enseñado Lacan, está en estrecha dependencia del lugar simbólico que consigamos ocupar: “En el comienzo no era el origen sino el lugar” (Mon enseignement) (5). Ese lugar depende del acto que nos lo confiere, distinguiéndonos en nuestra singularidad. De ahí que el tratamiento psicoanalítico del autismo no se reduce a la emergencia de la relación al otro, del parecido, sino que intenta ir más allá. Concede un lugar a cada uno como sujeto de la palabra y el lenguaje, cuya silueta simbólica se esboza en “los ecos, las resonancias, la proliferación de palabras aisladas, en la satisfacción que produce el sonido.”(6) Ese lugar simbólico es correlativo de la invención del Otro que propicia un tratamiento destinado a inaugurar un diálogo con el autista siguiendo la orientación de que nos ha aporta la enseñanza de Lacan.
No sin el cuerpo
Para que ese lugar se perfile y pueda aportar una consistencia, un ego, gracias a una topología humanizada, es necesario que el exceso que resiente el sujeto en su cuerpo pueda ser extraído, disminuido, como lo demuestra Martin Egge en un libro de obligada lectura: La cura del bambino autístico(7). “Las únicas tentativas de pacificación que se pueden poner en marcha implican el tratamiento del cuerpo.” (8) En el diálogo con el autista esperamos respaldar al sujeto en la conquista del lugar en el que consiga alojar el exceso de pulsión de muerte, de destrucción, fuera de sí. Correlativamente a esta operación, podrá hacer de su cuerpo, un cuerpo propio.
Eric Laurent ha señalado certeramente que la creciente preocupación por este trastorno muestra una especie de jaque: en la era de las comunicaciones, el autismo aparece como el impasse al imperativo comunicacional. ¿A qué responde el estado “congelado” en el que se encuentra lo simbólico para el autista?
En su célebre Conferencia de Ginebra sobre el síntoma, (9) Lacan responde al Dr. Cramer sus cuestiones respecto al autismo. Poco antes del coloquio, en el curso de su exposición había explicado que la resonancia de la palabra es algo constitucional al ser hablante. La evidencia de este hecho se vincula a la experiencia analítica: “a partir del momento en que alguien está en análisis siempre prueba que escuchó.” Los autistas se escuchan ellos mismos, le dice Lacan al Dr. Cramer, “que usted tenga dificultad para escucharles no impide que se trate de personajes más bien verbosos (10).” También Lacan señala la razón de la dificultad: [los autistas] “…no llegan a escuchar lo que usted tiene para decirles en tanto usted se ocupa de ellos.” Y concluye con una frase fundamental: “(…) finalmente hay algo para decirles”. Sobre estas preciosas observaciones se ha edificado una clínica tan diversa como sorprendente en su eficacia y singularidad.
Según Antonio Di Ciaccia (11), dado que para el autista la palabra no está vestida de semblante, aparece en toda su crudeza, como un real mortificante y por ese motivo despierta una defensa extrema. Su posición demuestra que la palabra, la presencia del deseo le hace mal, le daña: “En su caso lo simbólico no es operatorio para tratar lo real.”
El tratamiento debe contemplar esta fragilidad sin forzamientos, sin imperativos, sin demandas, pero con una vocación sostenida de no dejar caer al sujeto en su trabajo de construcción del Otro para que el lazo y el diálogo sean posibles.
Muy lejos de estas preocupaciones clínicas se encuentran los cognitivistas y los ambientalistas cuyas guerras vale la pena conocer, señala Eric Laurent. Como la que tuvo lugar en el seno de Autism Speaks, fundada en 2004 por el Presidente de NBC Bob Wright, luego de que su nieto fuera diagnosticado de autista. Los holgados fondos con los que cuenta la fundación les han permitido embarcarse en investigaciones sostenidas en distintas hipótesis: genética, o debida al envenenamiento por mercurio sintético presente en las vacunas; incluso hipótesis de doble entrada por la cual un gen sería activado por mercurio u otras neurotoxinas. La querella entre los abuelos y la madre ha alcanzado dimensiones mediáticas. Como el pequeño no ha respondido a las terapias comportamentales, la madre confía en una dieta de purificación y de evacuación de los metales del cuerpo. (12)
Lo que llama poderosamente la atención es que en dicho “tratamiento” de purificación, que excluye la subjetividad, que no toma en consideración la palabra, se pone en juego la idea de un cuerpo-tubo, esencial a la posición del sujeto en el autismo. Encontramos la misma idea en un relato precioso de Amélie Nothomb: la descripción de la experiencia del cuerpo, en el estado congelado del sujeto, durante los primeros años de la vida del personaje central de su libroMetafísica de los tubos, al que nombra Dios debido a su aparente y radical autosuficiencia.
Esta autora ilustra de una manera tan cruda como bella lo que significa una existencia sin la dimensión de la alteridad, de la que el ser hablante depende, como del aire: “Las únicas actividades de Dios eran la deglución, la digestión y, como consecuencia directa, la excreción. Esas actividades (…) pasaban por el cuerpo de Dios sin que él se diera cuenta. (…) Dios abría todos los orificios necesarios para que los alimentos y líquidos lo atravesaran. Y esa es la razón por la cual (…) llamaremos a Dios el tubo.” (13)
En esta ficción encontramos una ejemplar ilustración de la “vivencia de satisfacción” que postulara Freud como el comienzo mítico de la vida psíquica. En un pasaje en el cual describe la manera en que el “Dios-tubo” accedió al placer humanizado con ocasión de la visita de la abuela paterna, descrito en el relato como el auténtico nacimiento, acaecido a los dos años y medio. La abuela se acerca a la cuna del Dios-tubo sujetando un bastoncito blanquecino y le dice: “Es chocolate blanco de Bélgica (…) Es para comer (…) Dios tiene miedo y deseo a la vez. (…) en un arranque de valor atrapa la novedad con los dientes (…) La voluptuosidad se le sube a la cabeza (…) y hace resonar una voz que nunca había oído: -¡soy yo! ¡soy yo la que vive!” Precisamente, Freud hace depender la experiencia de satisfacción de la “acción específica” que, en términos de Lacan, traducimos como el acto del Otro que confiere un lugar al sujeto. Dicho acto constituye la fuente de todos los sentimientos morales (14), porque, gracias al despertar del amor, el ser hablante se anuda a la deuda simbólica que inaugura la recepción de un signo de la presencia del Otro. A la vez, se produce la reunión del significante y lo real por el cual se inscribe un orificio del cuerpo vinculado al placer, cuyo paladeo resuena en la palabra haciendo posible el surgimiento del yo que por ello se sabe viviente, porque goza. Simultáneamente, la voz cae, objeto perdido en la cadena del lenguaje y el sujeto se hace oír en la forma de enunciación particular, como una declaración del ser: “¡soy yo la que vive!”
Testimonios, relatos, estudios
Existe actualmente una sensibilidad social hacia el sufrimiento de los autistas y sus familias. Como todo fenómeno que obtiene un alcance mediático, se percibe también su reverso, que puede tomar la forma de alarma social. Aunque son muchos los autores psicoanalistas que se ocuparon de su estudio y de su tratamiento, cierto es que la publicación de una serie de libros testimoniales por parte de adultos autistas se ha demostrado fundamental: Temple Grandin, Donna Williams, Birger Sellin y, más recientemente, Daniel Tammet, autor de Nacido en un día azul. Estos escritos constituyen un material de estudio muy valioso porque en ellos aprendemos la lógica de sus autotratamientos que verifica las hipótesis psicoanalíticas punto por punto y nos ayudan a diseñar estrategias para hacer menos penoso el recorrido a quienes solicitan nuestra ayuda.
La literatura actual se hace eco de esta enigmática afección de la subjetividad: Además del ya mencionado Metafísica de los tubos también han tenido una gran acogida de crítica y público: La soledad de los números primos de Paolo Giordano, El curioso incidente del perro a medianoche de Mark Haddon y la trilogía Milenium, con su heroína Lizbeth Salander. Todos ellos presentan retratos de sujetos que se han denominado “autistas de alto rendimiento” o síndrome de Asperger.
En este panorama tampoco faltan las contribuciones de los familiares. Además del ya citado Sortir de l’autisme, en nuestro país ha tenido mucha repercusión la publicación de un comic autobiográfico, galardonado con el Premio del Comic de Cataluña: María y yo realizado por un famoso dibujante (15). Esta publicación estaría destinada a corregir ciertos tópicos respecto a los autistas, intentando normalizar la existencia de los afectados, sensibilizando a la población, reclamando su humanidad. “En lugar de ser, como se pudiera esperar de una niña autista, distante y fría, ella es afectuosa y emocional”, dice el prólogo. Lo más singular del lazo entre el padre y la hija es la forma de comunicación, ella habla y él dibuja, fabrica imágenes, favorables a su entendimiento.
Desde nuestra perspectiva este libro constituye una gran enseñanza acerca de un malentendido. En lugar de mostrarnos, como se pretende, las conductas típicas del autismo, aprehendemos sobre lo más particular de esta niña como ser hablante: el modo en que María hace uso de lo simbólico: ella ordena el stock de sus recuerdos, haciendo listas de nombres y los clasifica por clases: sus compañeros, los que fueron a la excursión, los nombres de sus madres. María maneja pues, una lógica conjuntiva para ordenar el caos del lenguaje en el que todos necesitamos una brújula, a falta de la cual estamos desorientados y que Lacan encontró, primero, en la función simbólica del nombre del padre y, más tarde, en la función del significante amo.
Uno de los pasajes más tiernos y que debería suscitar más de una reflexión es la transcripción de un diálogo, destinado a demostrar que ella, por ser autista, no escucha.
Padre: ¿qué has comido? 
María: Pili me pegó.
Pregunta y respuesta se repiten varias veces hasta que, por fin, el padre exclama: ¿Te pegó? ¡Deja que la pille! Entonces la niña le responde: spagethis y pollo. Este pasaje demuestra que la niña escucha perfectamente, sólo que para ella es imperativo que el otro escuche lo que más le importa a ella.
“María es única como todos los demás y hay que aceptarla tal cual es”, reza el prólogo. Estamos de acuerdo, pero ¿qué significa aceptarla tal cual es? ¿asumir su “handicap” o resignarse a lo inevitable de un trastorno de supuesto origen genético? Esta insistencia en aceptar las diferencias encubre una denegación: no vale con una declaración de intenciones silenciando un secreto a voces: la enorme dificultad de los autistas para participar en el mundo con los demás, a pesar de un deseo tenaz por conseguirlo. El padre de María deja un testimonio descarnado de sus sentimientos cuando la niña tiene ataques angustia o de violencia: todas las miradas inquisidoras le señalan como culpable de no contenerla, o de no apartarla…
Desde la ética del discurso analítico nos interrogamos acerca de las proclamas humanistas y de su alcance. ¿Qué noción de humanidad está implicada cuando se reclaman los derechos -inalienables- de los sujetos autistas?
Según Heiddeger, a través de la historia se han formulado distintos humanismos: el griego, el romano, el cristiano, el renacentista, el romántico, el marxista… Pero, nos advierte este autor, deben distinguirse aquellos referidos al ser y la desviación implícita al pretender reducir el ser al ente, a una mera existencia donde se eliminan las diferencias fundamentales. ¿No estaríamos ante un reclamo humanista que pretende la admisión de entes discapacitados, víctimas de una enfermedad y no de seres con dificultades en su humanización? Freud y Lacan nos enseñaron a pensar las distintas realidades humanas de las que se ocupa la clínica psicoanalítica a partir de una concepción de lo humano muy precisa: somos seres hablantes y de allí se desprenden nuestras dificultades, del hecho de tener que incorporar, a través de la experiencia de la infancia, una estructura que nos preexiste y que parlotea. En el mar del lenguaje nos cogemos de algunos trocitos (16) que nos permiten mantenernos a flote, no sucumbir. Con ellos formamos un soporte simbólico donde sostener nuestra existencia y conseguir gozar así de lo esencialmente humano, de la palabra. La experiencia de este recorrido está plagada de cortes, traumas, pérdidas; hay sujetos que no consiguen arreglárselas y se inhiben, se detienen, no pueden continuar. Entre ellos, los llamados autistas presentan el mayor de los enigmas.
Muchos psicoanalistas han realizado estudios clínicos fundamentales sobre el autismo, sobre su causalidad y su tratamiento: Donald Meltzer, Frances Tustin, Margaret Mahler, Bruno Bettelheim, Rosine y Robert Lefort, Eric Laurent, Antonio Di Ciaccia, Jean Claude Maleval, entre otros. Todos ellos coinciden en que las conductas llamadas típicas (estereotipias, ecolalias, aislamiento) son modalidades de la defensa ante la angustia. Las versiones difieren en cuanto a la causalidad psíquica y al modo de entender los mecanismos específicos. Pero todos ellos coinciden en lo esencial de los principios éticos de la práctica psicoanalítica: los síntomas del autismo son síntomas de la subjetividad hablante que se encuentra en estado de máxima dificultad. Por medio de sus síntomas intentan un tratamiento del Otro que debe ser considerado como una creación individual a partir de la cual puede construirse el mundo.
Lo que el autista nos enseña
Sostener el acto creador del sujeto autista, potenciar su hallazgo significante, requiere una posición por parte de los que intervienen en su tratamiento: la adecuada para concederle la dignidad creadora al síntoma, así adopte una forma minimalista. Esa posición es posible porque se han llegado a acotar los fantasmas personales en el curso de un análisis personal, de tal modo de no entorpecer el trabajo del sujeto, otorgándole un reconocimiento auténtico que consiga “descongelarlo”, invitándolo a la palabra.
El tratamiento psicoanalítico del autismo tiene una especial consideración por lo real, por aquello de lo que el sujeto se defiende de un modo radical. La modalidad de su defensa demuestra que las palabras, la voz, la mirada, no son para nada benéficas a pesar de provenir de la mejor de las voluntades.
Hace falta formular un nuevo humanismo, lacaniano, el humusnismo (17), derivado del humus del lenguaje, del terreno fértil en el cual cada uno de los sujetos en posición autista, como María, puedan elegir los trocitos con los que componer su decir, hasta conseguir afianzar un deseo propio, una enunciación particular en este mundo pleno de diversidades.
El estado del sujeto en posición autista revela una honda vulnerabilidad que estamos llamados a socorrer en la única manera en que un sujeto puede ser ayudado: dando por buena su solución, sin pretender corregirla, con el fin de hacerla prosperar en el universo de los símbolos. Así, podremos seguir celebrando que cada vida se haga presente como distinta y singular en cada uno de nosotros, seres hablantes, hijos del lenguaje.
Notas:
1-. Hanna Arendt, La condición humana. Paidós. Barcelona 1993. Pág. 54
2-. Idem, pág.
3-. Jacqueline Berger: Sortir de l’autisme. Buchet Chastel.París 2007
4-. Idem., Pág.65
5-. J.Lacan: Mon enseignement. Editions du Seuil. París. 2005 Pág.12
6-. Jean-Pierre Rouillon, texto de presentación a las VIII jornadas RI3
7-. Martin Egge. La cura del bambino autistico. Edit Astrolabio. Roma.2006
8-. Idem. Pág.136
9-. J.Lacan, Conferencia de Ginebra sobre el síntoma. En Intervenciones y textos. Manantial. Buenos Aires.
10-. Según el Diccionario de la Real Academia, “Verboso”, significa abundante y copioso en palabras.
11-. Antonio Di Ciaccia: Una práctica al revés. En Desarrollos actuales sobre el autismo y la psicosis infantil en el área mediterránea. Ministero Affari Esteri.Ambasciata D’Italia. Madrid. 2001
12-. Eric Laurent: Eric Laurent, Le chiffre de l’autisme. Le nouvel Âne nº 8, pág 16
13-. Amélie Nothomb, Metafísica de los tubos. Quinteto. Barcelona 2006. Pág. 9
14-. Sigmund Freud, Proyecto de una psicología para neurólogos. Biblioteca Nueva. Tomo I. Madrid 1973. Pág. 229
15-. María Gallardo y Miguel Gallardo: María y yo. Astiberri Ediciones. Bilbao 2007.
16-. Son términos de Lacan en la citada conferencia de Ginebra.
17-. Alusiones a lo planteado por Lacan en la Conferencia sobre el síntoma.