LACAN COTIDIANO N° 267 Entrevista Acerca del matrimonio para todos Con Jacques-Alain Miller.
LACAN COTIDIANO N° 267
Entrevista
Acerca del matrimonio para todos
Con Jacques-Alain Miller.
¿Qué lo llevo a firmar el manifiesto del Nouvel Observateur[1] que se publica hoy ?
No fui yo quien se puso al frente de la cosa. Firmé porque me pidieron
que lo haga. Fue precisamente Eric Aeschimann, periodista de ese
diario, alguien con el que me había cruzado en l'Ecole Normale una noche
en la que estaba leyendo a Lacan en el patio. Me sorprendió que una
demanda venga de allí, puesto que este semanario se mostró desde siempre
hostil a Lacan, -quien sin embargo le respondía bien-, y luego también
a los suyos, que, se las arreglan con eso.
¿Ud. era partidario de, antes ?
Mi idea no era en absoluto comprometer mi nombre. Ambas partes están en
un punto álgido y la función de un analista no es poner sal en la
herida. Por otra parte, la Escuela de la Causa Freudiana, como
institución, no ha debatido esta cuestión y no ha tomado posición. Sin
embargo, había propuesto al Consejo de administración de UFORCA[2]
tratar el tema en nuestras Jornadas clínicas anuales. Nos pusimos de
acuerdo sobre el titulo: "Cuando los deseos devienen derechos". El
afiche se ha difundido. Se llevará a cabo en Mayo, en la Mutualité y
será abierto para todos y, no reservado solo para las secciones
clínicas.
¿Qué lo ha llevado a aceptar comprometerse personalmente?
Mi irritación iba creciendo al ver circular en los medios que " los
psicoanalistas" estaban contra e incluso que ellos desfilaban contra -
leí eso en Le Figaro-. Pienso que esta impresión le debe mucho al
activismo de nuestro colega Winter, que circuló bastante. Lo conocí en
tiempos de la Escuela Freudiana, fue un analizante de Lacan, es un
auténtico. Ha hecho una campaña entusiasta, tanto en l'Huma como en
los Etudes[3], la revista de los jesuitas, se lo ha visto por todas
partes. Y pensé que era inadmisible girar de esa manera el psicoanálisis
a cuenta de la religión. Lacan lo había previsto; gracias a Freud y su
deseo de salvar al padre, la Iglesia terminaría por percibir que él
aportaba agua para su molino. Pues bien, ahí estamos. Y eso no me parece
conforme a la orientación lacaniana. Es incluso lo opuesto.
Entonces, ¿Ud. está sobre todo contra los “contra” ?
El momento de concluir ha llegado para mí bajo la siguiente forma: para
comenzar, el 20 de diciembre firmé el texto de L'Obs., al día siguiente
le pedí a Clotilde Leguil el texto que Marianne le había pedido sobre
el tema, un muy buen artículo que no ha sido publicado aún en la
revista[4].
Ese mismo día leí que el papa había hecho una
tribuna en el Financial Times[5]. Eso no ocurre todos los días. Fui a
ver el sitio, desde allí, enviaban al Osservatore romano[6], cliqué y
pude leer en italiano la alocución que el papa le dirigió a la Curia en
Navidad, en la que citaba favorablemente un opúsculo del gran rabino
Bernheim[7] difundido por Internet. Fui también allí y vi que, para
oponerse al matrimonio gay, éste no se apoyaba solamente en la Biblia,
sino, en filigrana, en Freud, y en el Edipo. Los textos del papa y del
rabino eran de buena calidad, partían del primer capítulo del Génesis y
tuve ganas de responder a esto, le propuse entonces a mi corresponsal en
Le Point escribir sobre el tema. La revista había sido muy discreta al
respecto, pero Gisbert dio luz verde y entonces redacté el artículo que
se publicó la semana pasada.
A partir de allí, ¿Ud. va a continuar ?
Si, no voy a declarar todo de una sola vez. He redactado un segundo
artículo para Le Point que debería salir la semana próxima. Es sobre la
teología del matrimonio, la que se elabora actualmente siguiendo la
línea de Juan Pablo II. Estoy en contacto por e-mail con Di Ciaccia, que
conoce muy bien las diferentes aristas del tema, me dio referencias muy
útiles y a él le envío mis artículos antes de la publicación.
Encuentro prodigioso el esfuerzo intelectual hecho en el Vaticano y en
la revista Communio por ejemplo, desde hace años para dar a la
sexualidad su lugar en el dogma. Por un lado respecto mucho, al tiempo
que me divierte, ver cómo allí la interpretación se pliega a todos los
sentidos, como decía Lacan, algo que no debe ocurrir en un análisis. Por
otro lado, observo en esta teología renovada la incidencia de Freud, y
eso me gusta, pero al mismo tiempo me parece cada vez más necesario
señalar que Lacan no se detuvo en la metáfora paterna, ni en el
Nombre-del-Padre, sino que avanzó hasta Los no incautos yerran (les
non-dupes-errent) y hasta la relación sexual que no existe.
Si
uno toma esto en serio, es posible oponerse al matrimonio gay por toda
clase de buenas razones, ya sean de gusto, de dogma, de tradición,
porque hay que "defender la sociedad", enunciado estudiado como tal por
Foucault, o para proteger los niños, etc., pero no podemos hacerlo en
nombre del psicoanálisis. Es simple.
Para Ud., ¿los psicoanalistas debieran firmar ese manifiesto?
No. Los analistas no son solamente psicoanalistas, son también
católicos, creyentes, no-creyentes, homosexuales, conservadores,
progresistas, etc. Ellos pueden estar a favor o en contra, pueden pensar
que deben comprometerse o por el contrario pensar que hacerlo es
exponerse demasiado y entonces mejor guardar el silencio prudente de
Conrad. Pero, en tanto alumnos de Lacan, no pueden, a mi entender,
oponerse al matrimonio gay en nombre del psicoanálisis. Ellos pueden,
por supuesto, pero entonces es una incoherencia, es un contrasentido,
al menos como yo comprendo Lacan.
Mi idea, lo he dicho en mi
curso, es que los psicoanalistas están siempre retrasados respecto a los
efectos del análisis, es evidente en el caso de Freud, no es verdad
para Lacan cuya lucidez toma un aspecto profético, pero sí lo es para
nosotros, en la Escuela de la Causa Freudiana, aunque nos esforzamos
para no dejarnos distanciar demasiado.
Según Ud., ¿La Escuela tiene algo específico que hacer ?
Las cosas van rápido. El gobierno contaba evidentemente con que la cosa
pasara, si no a escondidas al menos a toda velocidad, sin debate,
contando con las encuestas que daban una gran mayoría de la opinión a
favor. ¿Y por qué no?
Únicamente las directivas del Vaticano
eran claras: luchar. La jerarquía combatió en España y se lanzó en
Francia con brío, en un estilo que cuenta siempre con mis favores: no es
necesario esperar para emprender algo. Luego, tendremos en Francia un
debate sobre el tema à la française. Me gusta. No hay solo el manifiesto
de l'Observateur, hay también BHL, en Le Point que sale hoy[8]. El
toma posición con brillantez a golpe de anáforas. No debe haber sido tan
simple como eso para alguien cuya estrategia es tratar bien a la
Iglesia. No olvidemos que defendió a Pio XII.
Los contra,
armados por los mejores teólogos, tienen garante. En tal contexto, el
psicoanálisis es un asunto de debate público. Para mi "personalmente",
considero que mi lugar al lado de Lacan, el que me dio para la difusión
de su enseñanza, me hace objetar que el psicoanálisis sea usado para
fines apologéticos a favor del rechazo al matrimonio gay. Para la
Escuela, depende, pues ella tiene la elección.
¿Qué elección?
La de decir que no le corresponde tomar posición en tanto institución.
Esto es, según me consta, la posición de todos los grupos analíticos. Es
verdad que tomar posición no es simple. habría que consultar al
conjunto de los miembros, aún cuando por e-mail esto no es imposible.
Además, aun no ha habido trabajo de Escuela sobre la cuestión, pensaba
que el Colegio de mayo lo comenzaría.
Otra opción, por el
contrario, es, decir que la Escuela- cuyo primer presidente fue Lacan y
que está establecida sobre su enseñanza- tiene el deber de rechazar la
instrumentalización del psicoanálisis y afirmar que nada en la
experiencia analítica autoriza a sacralizar la forma actual de la
familia y a rechazar por motivos psicoanalíticos el proyecto de ley
llamado el matrimonio para todos. Esto no es estar “a favor”, sino que
es rechazar el estar “en contra” en nombre del análisis.
Ciertamente hay una tercera opción: la Escuela se declara “a favor”,
pero: ¿qué mayoría haría falta para que la Escuela pueda hablar en
nombre de sus miembros sobre tal cuestión? La mayoría simple sería, a
mi parecer, insuficiente. ¿Les 2/3 ?
Cuando nos lanzamos contra la enmienda Accoyer tuvimos en la Asamblea General la unanimidad de los votos, menos una voz.
Yo pienso que es el Consejo de la Escuela el que debe estudiar esas
opciones, incluso si una de ellas fuera decidir no moverse.
La
posición " yo no estoy a favor de nadie" tiene siempre sus encantos
para los analistas en grupo, pero ella está a veces contra-indicada.
¿La Escuela debe ella meterse con los abonados ausentes, -en tanto el
análisis es una apuesta y no un objetivo-, en la “esfera pública”,
como dice Habermas?
A fuerza de no comprometerse personalmente
en una acción para defender el discurso analítico, un grupo corre
siempre el riesgo de convertirse en una SAMCDA.
La verdad, es
que no puedo evitar pensar que si la Escuela escogiera la opción 2, sin
hablar de la 3, ella sería la única en hacerlo y es muy tentador.
Semejante toma de posición repercutiría en la opinión pública. Se
diría: los lacanianos ortodoxos, -es decir, nosotros-, rechazan que se
instrumentalice el psicoanálisis con el fin de oponerse al proyecto de
ley sobre el matrimonio para todos.
El Directorio,
por iniciativa de Jean-Daniel Matet, ha decidido poner en el programa de
la Escuela, el 2 de febrero, una mesa redonda sobre el tema que
reunirá a Jean-Pierre Deffieux, Clotilde Leguil y Jean-Pierre Winter[9].
¡Buen comienzo! Tendremos un debate contradictorio. Sería muy
bueno también que Lacan Quotidien acoja las opiniones de los miembros
de la Escuela y las de sus lectores en general.
Declaraciones tomadas por Anne Poumellec el 10 de Enero, 2013.
Traducción: Graciela Esperanza no revisada por el autor.
LIEN VERS LACAN QUOTIDIEN N° 269 :
http://www.lacanquotidien.fr/blog/2013/01/lacan-quotidien-n-269-mariage-pour-tous-contre-linstrumentalisation-de-la-psychanalyse/
Nenhum comentário:
Postar um comentário
Observação: somente um membro deste blog pode postar um comentário.