domingo, 24 de março de 2013

De la religión, las mujeres y el psicoanálisis por Marie-Hélène Brousse

Una vez, dos veces, tres veces: se constituye una serie. Entonces es serio, puesto que insiste. Imposible no extraer una enseñanza. Sabemos que en las sociedades occidentales, los científicos la toman de manera continua con el psicoanálisis, haciendo de los saberes científicos un uso político al servicio del discurso capitalista: el psicoanálisis es su enemigo puesto que cuenta con la división del sujeto y el síntoma cuando ellos se empeñan en forcluir al primero y silenciar al segundo: descrédito, calumnia, llamadas a la prohibición…
Está claro que la otra cara del discurso del amo, el discurso religioso, convertido en integrista para responder a la presión de lo real producido por la ciencia que ya no puede impedirlo, no se queda inactivo. Cuando logra tomar el poder político, cosa que siempre busca, instala estructuras caracterizadas por la dictadura del sentido patriarcal. Es el caso hoy en los países donde la religión musulmana es dominante. Que las mujeres colaboren en ello no cambia nada del asunto. Cuando era una joven militante, mis compañeros políticos trataban de adaptar las categorías de los trabajos de Marx a la modernidad. Ya no estaban cómodos sólo con las referencias dadas por la noción clásica de clase social definida sólo por el criterio de la producción. Apuntaban, pues, a la noción de minoría: los emigrantes, los homosexuales, y… las mujeres. Eso ya me parecía paradójico entonces porque tanto biológica como socialmente las mujeres constituían cuantitativamente una mayoría. Pero, al no responder nunca como un todo, de hecho ellas no constituían ni una mayoría ni una minoría. Con la orientación lacaniana, las cosas se ordenan. Las mujeres no hacen un todo, ni minoritario ni mayoritario, salvo precisamente por el sentido religioso.
Desde el momento en que forman un todo, ellas se sitúan como hombres. En el discurso religioso hay un "todas las mujeres", en el discurso del amo consecuentemente también. El principio o el fundamento de este todo es la familia. Las mujeres lo hacen todo a partir de los lugares asignados únicamente en la estructura familiar patriarcal. Desde el momento en que una mujer funciona, en todo o en parte, fuera del orden familiar, desde el momento que ella es Uno-solo, su estatus social, sus ocupaciones, sus modalidades de existencia, su supervivencia misma, se vuelven frágiles. Ella debe ser siempre situable como "hija de", "mujer de", "madre de". De hecho, a menudo ella lo desea, además… pero no solamente. No hay salvación fuera del sentido patriarcal. Todo lo que de ella no está tomado en el orden del parentesco, entra en el dominio de la inconsistencia y de la incompletud. Entonces, fácilmente se le dice, para situarla de nuevo –puta, loca, delirante, rebelde, conspiradora, santa, icono… Se la pone en posición de objeto, idealizado o desecho, ya no de sujeto, puesto que no está toda sometida al sentido impuesto.
El psicoanálisis devela la lógica de ese sentido familiar, desde Freud, para quien Dios es creado a partir del padre, y de los amos que se suceden en ese lugar. Pone en evidencia cómo los modos de gozar humanos no están saturados, nunca, en ningún lugar del mundo, por ese lugar, sea cual sea el deseo que se tenga.
Lacan va más lejos en su última enseñanza y destruye la hegemonía, no solamente del sentido sexual, fundamento del sentido religioso, con la fórmula "No hay relación sexual", sino también del sentido familiar. "Hay de lo Uno" solo, axioma de la modernidad post patriarcal. En el Seminario XXI otra fórmula viene a completar las dos precedentes: "El ser sexuado no se autoriza más que por sí mismo… y por algunos otros". Como el psicoanalista. De ahí la similitud entre la posición de mujer y del psicoanalista en el discurso del amo actual, sea de acento religioso o cientificista, o incluso los dos a la vez.
Estas tres mujeres, por las que Jacques-Alain Miller ha removido, y removerá cielo y tierra, no se autorizan más que por sí mismas y del psicoanálisis. Esos algunos otros que somos, psicoanalistas, pretenden hacerlo saber. Se puede ser una sola, sin estar aislada, y compartir con algunos otros un deseo y su causa.
La causa del deseo contemporáneo por el psicoanálisis es que hoy el inconsciente ya no es solamente el inconsciente del Padre (desde los Dioses al pequeño Padre de los pueblos que fue gran dictador) y de las familias, suponiendo que alguna vez lo fuera. De hecho yo me inclino más bien por esta hipótesis.
 Publicado en Lacan cotidiano 299.
Disponible On-line: http://www.blogelp.com/index.php
 http://www.nel-mexico.org/articulos/seccion/radar/edicion/104/696/De-la-religion-las-mujeres-y-el-psicoanalisis

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