Una joven
tiene un amante. Lo explica en el análisis: “De hecho, yo no tengo la
impresión de que engaño a mi marido. Lo que él no sabe, para él no
existe. Sólo existe para mí”. Dicen que están los hechos, y Lenin
agregaba que son tercos. Y bien, no es tan así. Sólo existen los hechos
que son dichos. ¿Qué es un hecho que no se dice? Esta joven divide su
vida entre dos mundos. En uno, el amante existe. Es un mundo que sólo
ella conoce, con el amante y con el analista. Y es un mundo muy estrecho
ya que las aventuras son breves y las sesiones de análisis son pocas y
cortas. ¿Qué valor tiene este mundo al lado del otro, el de su vida
cotidiana, con marido, hijos, padres, compañeros de trabajo? El mundo
del amante, si apenas puede existir, existe en un paréntesis, es una
balsa bogando en el océano de su vida.
Dirán: tiene mala fe, lo sabe y no quiere saberlo. Pero no. Lo
importante no es lo que ella sabe o no. Lo que importa es que el otro,
en cambio, no sabe. Porque lo que el otro no sabe, no existe. Para el
marido, la familia, el discurso común, el amante es como si no
existiera. El otro no es el Dios que examina su mente y su corazón, que
lo ve todo, lo sabe todo. Es un otro perforado, con un hueco, un punto
ciego. Y es ahí precisamente donde habita el deseo.Hable usted de cualquier cosa y la hará existir. El problema atormenta a los filósofos desde siempre: el no ser no es, por supuesto, pero al nombrarlo, ¿no se le confiere un ser? Entonces, callar algo es hacerlo desaparecer. Un escritor, un artista, un político lo saben.
Es el principio de Madison Avenue, donde habitan los Mad Men en Nueva York: “La mala publicidad no existe”. Preste atención: cuando hablamos de un producto, bien o mal, lo hacemos existir.
Por lo tanto, el sujeto es sincero cuando miente. Separa los dos mundos y se divide a sí mismo según esté en uno o en otro. Sin embargo, sucede que un personaje del mundo común logra introducirse por efracción en su mundo íntimo. Es un horror. Intenta expulsar al intruso. El insiste. Se instala. Al poco tiempo, usted está obligado a volver al mundo común. Su ontología se desmorona. Lo que no existía es expuesto a todos. El no ser es, absolutamente. El hecho, pasado al dicho, será terco. La marca se quedará. Y su ser quedará atrapado allí.
* Miembro de la Ecole de la Cause Freudienne (ECF). Creador de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Artículo publicado en la revista Enlaces, Psicoanálisis y cultura, Nº 19.
http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-245267-2014-05-02.html
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