Pierre-Gilles Gueguen
Miembro de la Ecole de la Cause Freudienne, de la New Lacanian School,
también lo es de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP), cuyo IX
congreso internacional empieza a sesionar en París, en pocos días más.
“La película de Spike Jonze, Her, tiene en este momento en
Nueva York un gran éxito (…) ¿Por qué tanto éxito para esta película.
Los cinéfilos encontrarán todas las razones que quieran desde el punto
de vista de la estética, la poética, la actuación, etcétera, y tendrán
razón. Pero la verdad de la película es que un hombre se enamora de un
software, es decir, de una mujer que no existe, reducida a un objeto a:
la voz. Y The New York Times no se equivoca al titular Sin cuerpo, ciertamente, pero oh, qué voz.
Her, ¿será necesario volverlo a decir? no es She. Her designa
el complemento de objeto. Muy masculino, dirá usted, y lacaniano: el
hombre, primero, busca en la mujer el objeto que falta y lo vuelve un
fetiche. En Her, la voz. Que aquellos psicoanalistas que practican el análisis por teléfono empiecen a preocuparse...
Desde luego esto se complica una vez que el señor, un poco cansado de la
buena escucha, pide que su fetiche tome cuerpo. Es un enamorado
desamparado. Descubre que la voz no es la mujer , y que hay un no sé qué más allá del objeto que se impone para que las cosas funcionen entre un hombre y una mujer.
En resumidas cuentas, el amor se sostiene solamente si hace un puente
sobre el vacío de la no relación entre los sexos y así mantiene el
deseo. El amor verdadero, como el objeto verdadero, impone esa dimensión
de vacío que Lacan intentaba hacer entender, hablando del objeto a como
vaciador, su color de vacío, sustancia episódica,
maneras de hacer saber que la pulsión finalmente no es sin objeto, pero
también que no tiene objeto en el sentido de un objeto pulsional único:
oral, anal, escópico, invocante, etcétera. De ahí las páginas esenciales
del Seminario XI sobre la tarea de la mirada y la crítica radical de Sartre y de Merleau-Ponty.
La deliciosa voz, tan sexy de la coprotagonista de Joaquin Phoenix, seductor geek un poco bobo (del francés, bohemio, burgués), intenta hacernos creer lo contrario. En todo caso, él cree antes de darse cuenta de que cree lo que es bueno. En ese momento, su fantasma empieza a ceder. Y no se deja engañar (por su fantasma): creer que una mujer es un objeto
en su mano. Eso que venía a obturar la nostalgia donde estaba atrapado
respecto a su ex-mujer, con quien está en proceso de divorcio.
Así, encuentra una compañera de trabajo, ella también en falta:
la acaba de dejar su pareja. Los dos fracasados del amor se encuentran,
tanto el uno como el otro dispuestos a nuevas peripecias (amorosas)
menos ficticias, apostando por el desplazamiento del goce solitario
hacia el compañero-síntoma.
Un nuevo amor”.
http://www.telam.com.ar/notas/201403/57147-her-la-pelicula-de-spike-jonze-bajo-la-mirada-del-psicoanalisis.html
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