segunda-feira, 27 de janeiro de 2014

AUTISMO

VÁN RUIZ PSICOANALISTA I PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN TEADIR DE PADRES, MADRES I FAMILIARES DE PERSONAS CON AUTISMO
Diari Avui 27/01/14 - LÍDIA VIDAL
 
http://d2cuqn1adi18n6.cloudfront.net/imatges/49/46/alta/780_008_4946961_80d678aca476c05799617692f8128192.jpg Aplicar un ideal de normalidad a los autistas los desprovee de lo más singular que ellos han encontrado.
Con una clara intención de divulgar los beneficios del psicoanálisis en el tratamiento del autismo, primero fundó la Asociación TEAdir y después codirigió el documental “Otras voces. Una mirada diferente sobre el autismo. Ahora, con Neus Carbonell, han escrito el libro ‘No todo sobre el autismo', que presentan hoy en la Llibreria +Bernat de Barcelona.
 
¿El autismo es como una burbuja en la que el niño se protege del mundo?
La burbuja es la manera más conocida de explicarlo, pues supone estar aislado de la relación con los otros. Y acostumbra a aparecer en la edad previa al inicio de la palabras, momento en el que el niño, con el balbuceo, se escucha su voz. Es entonces cuando se espera su entrada en el mundo del lenguaje, del reconocimiento de la imagen propia en el espejo. Esto es vivido con mucha angustia por algunos, y la única protección posible estable que encuentran es el aislamiento.
¿Qué relación tienen con el lenguaje?
No hay nada que haga pensar que los autistas no están inmersos en el lenguaje como cualquiera de nosotros, de hecho, los padres son testimonios de que su hijo entiende lo que se le dice, lo que pasa es que su respuesta no tiene en consideración ni el sentido común ni las convenciones. Ahora bien, una cosa es estar en un mundo de lenguaje y la otra es acceder a las funciones complejas de la palabra. Porque es por medio de la palabra que transitamos por el espacio. Es por esto que los niños con un autismo importante, sin imagen propi ni palabras, lo que hacen son intentos de construcción de la idea del espacio.
¿Qué nos quieren decir tapándose las orejas, mirando hacia otro lugar o moviendo las manos?
El autismo se sostiene en una no-referencia al otro. Por tanto, no es seguro que cuando se tapan las orejas, gritan o se golpean estén dirigiéndose al otro. Ahora bien, es aquí donde tenemos la oportunidad de escucharles, y conviene diferenciar lo que son recursos que sirven para un auto tratamiento de la angustia. [Se oye una ambulancia en la calle]. Por ejemplo, yo puedo obviar esta ambulancia porque tengo una idea del espacio que me permite pensar que el origen está fuera. Pues para un autista, por el hecho de que el ruido lo oye en su interior, este sonido puede ser un motivo de angustia, pues no tiene los recursos de la palabra para entender que tenemos un cuerpo y que es por medio de las palabras que nos definimos o por medio también de la imagen que creemos tener. El autista hace este proceso de otra manera y, a menudo, con movimientos repetidos de una parte de su cuerpo. Es como cuando alguien tiene dolor de muelas y, para él, su cuerpo en ese momento es únicamente esa muela. Entonces, el autista necesita concentrar la satisfacción en una parte de su cuerpo para sentírselo como propio.
¿Qué diferencia el psicoanálisis de los tratamientos habituales de los psicólogos conductistas?
Las técnicas cognitivo-conductuales son técnicas de reeducación, y ellos mismos las llaman técnicas de adiestramiento. Hay una versión actual del conductismo que, según ellos dicen, se aplica teniendo en cuento al niño; pero lo que no se dice es que lo hacen para conseguir su consentimiento en repetir palabras y conductas que lo hagan comportarse como aquello que se supone que es un niño normal. En cambio, el psicoanálisis considera que aplicar un ideal de normalidad a los autistas los desprovee de lo más singular que ellos encontraron. Tenemos que pensar que el autista es el insumiso de la identificación, ya que ni se identifica con el otro ni tampoco con una idea de grupo. Entender esto nos permite escuchar y respetar cuáles son los hallazgos que hace el niño para desarrollarse como persona.
¿Qué futuro les espera a los autistas?
Un futuro muy incierto. Primero, porque las políticas sanitarias implementan las técnicas conductistas a los más pequeños con la idea de que eso será preventivo, cuando en realidad es una irrupción drástica en todo aquello por lo que pasa un niño mientras se está construyendo como sujeto. Y, contrariamente, los adultos son los grandes olvidados. Los psicoanalistas recibimos a pacientes que han pasado por un periplo de técnicas y terapias diversas que lo único que pretenden es normalizarlos, pero en las que no se ha atendido ni su particularidad como persona ni sus intereses. Muchas de ellos ya no pueden sostenerse más en la convivencia familiar y no hay instituciones donde puedan ser acogidos. Precisamente, uno de los objetivos de TEAdir es crear una institución socio-sanitaria destinada a adolescentes y adultos con autismo o algún tipo de psicosis grave, donde puedan ser atendidos en sus necesidades y desde una vertiente terapéutica.

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