sábado, 6 de outubro de 2012

Experiencia de cuerpo

Entrevista a Silvia Salman * Experiencia de cuerpo por Viviana Berger [*]



http://www.nel-mexico.org/articulos/seccion/varite/edicion/El-sexo-y-el-amor-en-la-era-del-ojo-absoluto/604/Experiencia-de-cuerpo


V: Próximamente en el marco de las VII Jornadas de la NEL, cuyo tema es “El sexo y el amor en el siglo XXI, ¿de qué satisfacción se trata?”, dictarás un seminario, en Medellín, que lleva por título “El cuerpo en la experiencia analítica”. A propósito de ello me gustaría preguntarte, ¿cómo es que un psicoanálisis influye o modifica un cuerpo? … Hoy día existe una especie de culto al cuerpo, el cuerpo se ofrece como objeto a la mirada. La ciencia, por su parte, alimenta la idea que se puede construir un cuerpo en un quirófano, en un gimnasio, en un salón de belleza, la pregunta es ¿cuál es el cuerpo que se construye en un análisis?
S.S: Contra todas las críticas que desde siempre y hasta nuestros días, se le ha hecho al psicoanálisis, aludiendo a que es una terapéutica que opera con la palabra y no se ocupa del cuerpo, pienso que un psicoanálisis es una experiencia de cuerpo y es de eso de lo que voy a hablarles en Medellín.
Que un psicoanálisis opera con la palabra, es algo sabido, pero el uso que hace de ella nos distingue de cualquier otra terapéutica, ya que en nuestra práctica la palabra no se encuentra articulada solamente a la estructura del lenguaje. Ella está especialmente enganchada al cuerpo, que siguiendo las enseñanzas de Lacan aprendimos a considerar como la sede del goce.
En una experiencia de análisis tratamos los anudamientos y desanudamientos de las palabras, el cuerpo y el goce. Y ese tratamiento incide en los modos de tener el cuerpo, es decir, en los modos de vivir la pulsión y por lo tanto en los modos de satisfacción.
Desde esta perspectiva, el cuerpo que se construye al final de un análisis desemboca en la experiencia de investir la exigencia pulsional de otro modo. De esta manera, se construye un cuerpo que ya no precisa –aunque cuente con ellos- el apoyo de la figura en el espejo, ni el apoyo de la frase axiomática del fantasma para existir.

V: Decimos que un sujeto se dirige a un analista a partir de un malestar determinado por una manera de gozar X… Se espera de un análisis que eso se vaya metabolizando, modificando… operándose una transformación en el modo de gozar del sujeto. ¿Puede la vida sexual de un sujeto quedar por fuera de ello? La ciencia ofrece píldoras que influyen sobre el deseo sexual, hormonas, vitalidad… ¿qué poderes tiene el psicoanálisis para influir sobre la vida sexual de un sujeto?
S.S: Hay numerosas indicaciones de Lacan acerca de la incidencia del goce sobre el deseo. Por ello si un análisis permite transformar algo de la relación que el analizante tiene con su manera de gozar, es esperable que esta transformación incida también en su manera de desear. Se trata entonces de obtener nuevos anudamientos entre el deseo y el goce.
Pienso que la vida sexual no queda por fuera de los regímenes de goce que condicionan el deseo.
Un psicoanálisis opera sobre las condiciones de goce, no necesariamente para abandonarlas pero sí para obtener un cierto grado de libertad respecto de las mismas. Esa disponibilidad de la libido que sólo se alcanza cuando se han podido desinvestir los circuitos fijos por donde la pulsión hacía su trayecto, puede permitir a quien atraviesa una experiencia de análisis, una salida del impasse sexual.
A partir de mi propia experiencia de análisis, algo puedo decir acerca de esa salida: Que el padre fracasa en su intento de nombrar la relación sexual. Que la satisfacción que se obtiene ya no se encuentra dentro del régimen edípico porque ella no se concentra en el objeto del fantasma. Que todo ello implica un nuevo anudamiento del deseo y la pulsión que permite franquear los límites del padre que hasta allí condicionaban la repetición.

V: Finalmente, tu testimonio como AE, lleva por título Ánimo de Amar… ¿Cómo crees que un psicoanálisis influye - si es que influye - en la capacidad de amar de un sujeto?
S.S: Es una pregunta que de un modo más amplio podemos formular de la siguiente manera: ¿Un fin de análisis cambia la versión del amor de un sujeto?
Retomando la respuesta anterior, podría decir que lo que es seguro, es que la versión del amor al padre se modifica. Esa versión del amor, es la que estructuró la histeria en mi caso, y que luego se desplegó en el programa de goce en la transferencia, en el que el analista ocupó también su lugar en el amor.
Si en el comienzo de un análisis, la condición de goce se encuentra articulada al fantasma y por ello se despliega en el marco de la repetición; al final, un nuevo uso de la condición permite, lo diría de esta manera, contar con ella de un modo más sinthomático que fantasmático.
Analizarse entonces, puede permitir pasar de un amor fantasmático, a un amor que podríamos llamar sinthomático.
Se trata de una nueva manera de amar, que puede contar con el vacío que el trabajo analítico ha podido producir, y que por ello se encuentra más abierta a la contingencia de los encuentros porvenir.
Será también la posibilidad de un amor en femenino.
 
Notas
*Psicoanalista, miembro de la NEL-Mx.
*Psicoanalista, AE en ejercicio, miembro de la EOL (Escuela de la Orientación Lacaniana, Buenos Aires) y de la AMP (Asociación mundial de psicoanálisis).

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