terça-feira, 24 de julho de 2012

Carta de S. Freud al psiquiatra psicoanalísta hungaro Istvan Hollos


Um presente que recebi  do amigo Ariel Delgado:

Carta de S. Freud al psiquiatra psicoanalísta hungaro Istvan Hollos, director del asilo psiquiatrico "Casa Amarilla" , quien redacta un texto llamado "Recuerdos de la Casa Amarilla" (novela historica sobre su funcion como director en el asilo) enviandoselo a Freud y donde la presente carta -acusarecibo- fue la respuesta de Freud al texto de Hollos./ Presentado por J.A. Miller en la revista Ornicar? Nro 33. París, ECF, 1985







Viena, outubro de 1928.
Caro Doutor,
 Tendo sido advertido de que omiti agradecer-lhe por seu último livro, espero não ser demasiado tarde para reparar essa omissão. Ela não provém de uma falta de interesse pelo conteúdo ou pelo autor, cuja filantropia aprendi, por outras vias, a estimar. Foi, sobretudo, consecutiva a reflexões inacabadas que me preocuparam por muito tempo ainda depois de ter terminado a leitura do livro, leitura de caráter essencialmente subjetivo. Embora apreciando infinitamente seu tom caloroso, sua compreensão e seu modo de abordagem, me encontrava, entretanto, numa espécie de oposição que não foi fácil compreender. Tive finalmente de me confessar que a razão disso era eu não gostar desses doentes. Com efeito, eles me dão raiva, irrito-me por senti-los tão longe de mime de tudo o que é humano. Uma intolerância surpreendente que faz de mim, antes demais nada, um mal psiquiatra.Com o tempo fui deixando de me achar um sujeito interessante a analisar mesmo dando-me conta de que esse não é um argumento analiticamente válido. No entanto, é bem por isso que não pude ir mais longe na explicitação desse movimento de suspensão. Você me compreende melhor? Será que não estou me conduzindo como os médicos de outrora com relação às histéricas? Minha atitude seria a consequência de uma tomada de posição cada vez mais clara no sentido da primazia do intelecto, a expressão de minha hostilidade com respeito ao isso? Ou então o quê?
Seu,
Freud.


Viena, Octubre de 1928.

Estimado doctor.

Habiendo advertido que olvidé agradecerle su último libro, espero que no sea demasiado tarde para reparar este descuido. Éste no proviene de una falta de interés por el contenido o por el autor, cuya filntrópía, por otra parte, he aprendido a estimar.Éste fue mas bien provocado por reflexiones inconclusas que me siguieron preocupando mucho tiempo después de concluir la lectura del libro, lectura de caracter esencialmente subjetivo.

Mientras valoraba infinitamente su cálido tono, su comprensión y su modo de abordaje, me encontraba sin embargo en una especie de oposición que no era facil de comprender. Finalmente tuve que confesarme que la razón era que no me gustan esos enfermos; en efecto, me enojan, me irritan sentirlos tan lejos de mí y de todo lo que es humano. Una intolerancia sorprendente que hace de mí mas bien un mal psiquiatra.

Con el tiempo, deje de considerarme un sujeto interesante para analizar,mientras que me doy cuenta de que no es un argumento analíticamente válido. Por eso, sin embargo, no pude ir más lejos en la explicación de este movimiento de detención. ¿Me comprende mejor? ¿No estoy conduciendome como los medicos de antaño con respecto a las histericas ? ¿Mi actitud sería la consecuencia de una toma de posición cada vez mas clara en el sentido de la primacía del intelecto, la expresión de mi hostilidad hacia el ello?

¿o sino que?

Suyo, Freud.


quarta-feira, 18 de julho de 2012

El Psicoanálisis en el Siglo XXI Entrevista a Juan Carlos Indart


por Damasia Amadeo
"Ojalá que los nuevos psicoanalistas construyan vínculos más divertidos y despejados".
A lo largo de esta entrevista Juan Carlos Indart reflexiona sobre el arraigo del psicoanálisis en la Argentina. Profundiza en el rol del psicoanálisis actual dentro de un contexto mundial capitalista y dominante. Habla de "traidores", de "fantasmas", y de las identificaciones pueriles en que caen las agrupaciones. Afirma finalmente que, si bien no habrá un "panteón" para los psicoanalistas, la transferencia de los "vivos" traerá nuevas demandas. 

Los inicios de su formación se situaron en la sociología y, si no me equivoco, fue la lingüística el punto de contacto que lo llevó a interesarse por la obra de Lacan. Pienso que esta intersección ha dejado una impronta muy particular en su manera de pensar el psicoanálisis.
Por eso, me interesaría saber, ¿cómo piensa Ud. el arraigo que ha tenido el psicoanálisis en este país y cómo ve su evolución hasta la actualidad?


Es un hecho que cada psicoanalista no puede sino pensar el psicoanálisis a su manera, de manera diferente según cada analizante, y de manera diferente según avanza, por efectos de formación. Eso hace que para cada analista no sea fácil su relación con los colegas, ya que la base común es la de una multiplicidad de singularidades incontroladas. No es como el Preámbulo, donde se puede decir "Nos, los representantes...". No hay un "nosotros" para los psicoanalistas, y no tienen ni preámbulo para intentar darse una constitución.
Se agrupan, de todos modos, y eso es otro hecho, fabricándose algunas referencias comunes, para presentarse como una institución entre otras, en sociedades suficientemente democráticas, quiero decir, de aquellas que a tales emprendimientos ni los obliga ni los disuade.
En Argentina los pioneros se agruparon a lo grande, como APA, siendo APA una sede de IPA. Se agruparon con una referencia internacional, y trabajaron con fervor.
El resultado fue una sorpresa, porque dieron en la tecla en cuanto a una profundidad del gusto en sectores sociales de todo el país para quienes hizo entrada en su realidad efectiva la demanda de "terapia", como al poco tiempo, mayoritariamente, se la llamó.
Pero si la demanda se ampliaba cada vez más, la oferta estaba cautiva en APA por su relación al discurso universitario bajo el requisito de un título de medicina.
Por un lado, esa tensión hizo que la oferta se abriera sin trabas a diversos empleos nuevos del psicoanálisis, como la psicoterapia de orientación psicoanalítica, el grupo terapéutico, el psicoanálisis de pareja, el tratamiento de la psicosis, etc., no sólo a nivel privado, sino como modos de acción en servicios públicos de salud mental.
Pero, por otro lado, con la creación en el país de las nuevas carreras académicas que otorgaban títulos en ciencias humanas y sociales, entre ellas la psicología.
Esa tensión dio lugar a que de manera creciente e imparable muchos psicólogos de orientación clínica asumieran la oferta, encontrando trabajo, no sólo institucional, sino privado, y con más facilidad que en otras especializaciones.
Así llegamos al pico del arraigo, del que hay que destacar, a) que la enseñanza de las doctrinas de Freud y postfreudianos, que no se difundían en la Facultad de Medicina, se hizo importantísima en las facultades de Psicología, y también se transmitió en las de Filosofía, Sociología, Antropología, etc., con el resultado de que la tensión antes aludida, tomada en la vertiente vinculada a las necesidades de formación de los nuevos ofertantes, se resolvió con creces.
En efecto, esos psicólogos estudiaban mucha teoría psicoanalítica, y la seguían estudiando en forma permanente bajo la forma de grupos de estudio privados.
Muchos de esos grupos, por ejemplo, eran conducidos por un médico psicoanalista de APA, lo que doy como indicación de que el complejo tejido de arraigo efectivo ya dejaba las restricciones de esa institución en un formalismo cada vez más vacío. Agreguemos el hormigueo bullicioso de esas tramas en los hospitales públicos, con sus organizaciones, ateneos, y lo que es el punto esencial, la atención directa de pacientes bajo distintas modalidades de control. b) casi sin excepción ningún psicólogo inició su práctica como analista sin haber hecho un análisis o estando en eso. c) Casi sin excepción ningún psicólogo prescribió medicación, recurriendo a un médico psiquiatra en los casos necesarios, situación también indicativa de una colaboración efectiva y creciente según una red suficientemente indiferente a las declamaciones segregacionistas, de poco arraigo en el ámbito social al que me refiero.
Algo inesperado, entonces, y por lo que en nuestros pagos, por decir así, los efectos del psicoanálisis desbordaron cualquier dominio exclusivo que quisiera fijársele.
La enseñanza de Lacan, intensamente recibida en el país, y por el retorno a Freud que sostenía, colaboró con creces en la legitimación de ese arraigo del psicoanálisis.
Prontamente los practicantes del psicoanálisis lacanianos asumieron como principio la hiancia existente entre la formación analítica y cualquier formación universitaria, y eso los empujó a la creación de diversas instituciones con finalidades de escuela, en un clima de discordia en el que resonaban las del país.
Es que de pronto todo eso se vio afectado por una agitación política general internacional que aquí culminó en una dictadura decididamente oscurantista .
Cuando volvió un poco de luz, varios grupos lacanianos, no todos, se organizaron a lo grande también, en un camino inverso al de la APA.
Primero fundaron aquí la EOL, y luego, junto con otras escuelas de otros países cofundaron la AMP. Y hay muchas otras instituciones, lacanianas o no, con sus pequeños o vastos alcances.
Del arraigo podemos decir que persisten las raíces, pero la maceta en la que estaban se secó, y parece, con cierta urgencia, que hay que tratar de que penetren en nuevas tierras.
O sea que las condiciones cambiaron. Y no es que ya no sean las mismas aquí, sino que más drásticamente aún han cambiado en los otros lugares del mundo donde había arraigado el psicoanálisis. Queda sembrar donde sea, pero ya no sólo en la maceta de aquella clase media de profesión liberal que se va extinguiendo.
Ahora el psicoanálisis debe arraigarse de manera tan diversa que a sus practicantes les costará reconocerse según el estatus social. Habrá, para usar una comparación, el extremo de los franciscos de asís, en posible conversación con el extremo de los opus night de los opus dei. El desafío es sostener esa trama entre aquellos cuya responsabilidad por su manera de gozar los haya llevado a desprenderse de las identificaciones de clase.
Además, no hay que olvidar que la psiquiatría ha dejado de ser una práctica de la escucha. Su maceta se secó, y no encontró donde arraigarse, por lo que se desliza al destino límite de visitadora médica de los laboratorios de psicofármacos, escudada en el fundamento que pasado mañana le darían las neurociencias, para administrar escopetazos químicos con mediciones estadísticas cambiantes según las presiones del mercado.
El resultado es eficaz, dentro de la eficacia de la drogadicción (blanca y legal, pero tan costosa como la otra) con su secuela de deshumanización del paciente, empujado al sueño de su tontería orgánica por privación de la posibilidad de elegir el camino de la verdad y el saber de su sufrimiento.
Hay otras prácticas que al menos escuchan, y que salen al cruce de los nuevos síntomas, pero mi opinión es que tanto el psicoanálisis como la gente analizada verificará en los hechos que es más fuerte, y que no tenían por qué permanecer atados a un encuadre cuyos hábitos han perimido.

En una entrevista que le hice a Jorge Alemán, él pensaba la situación sociopolítica en Occidente caracterizada por una política de intervención militar y financiera no regularizada. Algo así como un Otro ominoso al que no es posible poner límites. Sin embargo, él también pensaba a América Latina como una incógnita en este sentido, y es más él creía ver en América Latina la posibilidad del surgimiento de un escenario sociopolítico novedoso, ya que la situaba como "estando en Occidente en exclusión interna". Me gustaría saber qué piensa Ud. al respecto.

Son tres enunciados vigorosos, pero que en su brevedad podrían traicionar el pensamiento de nuestro colega Jorge Alemán. Por eso los voy a tomar en lo que me dan a pensar, sin nada para discutir, como ocurre para cada cuál cuando se tejen ideas en torno a una incógnita.
A los tres los tomo como instantes de ver, y colaboro en el tiempo de comprender.
Al primer enunciado lo formulo así, hay una intervención militar y financiera (económica) en y de Occidente a la que es imposible normativizar.
Me parece correcto, y siempre la hubo desde el surgimiento del modo de producción capitalista en Europa y en los EE.UU. El modo de producción capitalista no es como los otros que había. Es un virus invasor para el que no se conoce vacuna, y es su característica la de realizarse destruyendo cualquier otro modo posible, sin concesiones de ninguna especie. Lo difundieron según dominancias turnadas los países europeos, con intervenciones militares y financieras imposibles de normativizar, durante siglos, en cualquier lugar de lo que se empezó a llamar Œel resto del mundo¹, como territorio invadido que no iba a participar del festín, ya que alcanza con corromper a los ejecutores que allí se sostienen para la mentira de sostener que van a acceder al modo de producción capitalista, cuando en realidad se trata de quitarles todo lo que tienen. Sin ninguna síntesis, y es Africa y no América Latina el lugar donde poner las barbas en remojo.
Alguien llamó a ese resto del mundo ŒTercer Mundo¹, para que alguno se crea que se puede estar en el segundo, y le de esperanzas al tercero. No creo en eso, porque el ŒTercer Mundo¹ ya ha sido salvado, en la medida en que es evidente que la mayoría de sus habitantes ya se ha ganado el cielo de los raquíticos del cuerpo.
El problema para los occidentales fue que, dentro mismo de su Œdominio¹ del virus, les surgió una enfermedad mental seria, paranoica, la del fascismo y el nazismo. Eso no les vino del resto del mundo, y los dejó turulatos.
Entonces se pusieron a normativizar, a hacer valer derechos internacionales entre sí, ¡y para el resto del mundo!, sobre un problema que sólo fue de ellos, y que ellos transmitieron. Y han trabajado en pro de la integración, y hasta tratan de hacer como que aman un poco lo diferente. No critico esos paños fríos para la fiebre del enfermo, porque no conocemos el remedio, pero el caso es que ahora los EE.UU., como Alemania antes, se corta solo en el Œdominio¹ del virus, y habiendo ya un antecedente, se hace una luz sobre esa enfermedad endémica del capitalismo. Terriblemente nueva, porque no hay dos psicosis iguales, y en esto va a tener que despabilarse un poco la comunidad judía. 
Mientras tanto sólo pasa que el Œresto del mundo¹ se amplía, y hay que pensar de otro modo a los aliados.

El segundo enunciado es condicional, podría haber una novedad en América Latina...no sé...se espera esa novedad desde la emancipación que aún lleva los nombres de Bolívar y San Martín, ajenos y algo próximos a México, Centro-América y Brasil.
En el Buenos Aires de 1920 José Ingenieros, desde el periódicoRedacción, sostenía infatigablemente el debate sobre la Patria Grande, y con sus colaboradores discutía cada momento político, económico, cultural y diplomático de cada uno de sus países, advirtiendo sobre las maniobras fuera de regulación del imperialismo norteamericano en la región. En esas páginas hay una República de las Letras latinoamericana abierta y efectiva pero, como diría Alphonse Allais,,,,. "¡Qué lejos está todo eso!".
El aparato al que me referí lleva dos siglos de dominio, dividiendo a los países según el método eficaz de la corrupción, y ha triunfado en todos lados con la promesa de entrar en el capitalismo competitivamente, cuando se trata de apoderarse de todo dejando el resto para que se extinga. Nuestra experiencia es sencilla, con cada cambio de consumo impuesto desde el exterior (falsos espejitos de colores) perdemos un medio de producción (lo que falsamente creíamosnuestra tierra, la que se sostendría por el amor que le teníamos).
Como el virus opera por oleadas (esa es otra de sus características) con el receso de las aguas se advierte el rebrote de alguna de aquellas viejas ideas, la de juntarse sin estar unidos, para ser un poco más fuertes.
"¡Ojalá!", vocablo de un anhelo cuyo sentimiento árabe se hizo castellano. La cultura de "España" es responsable de la integración positiva de la cultura árabe en Europa, y para asumirla sólo sería necesario lo imposible, un pequeño acuerdo viril y femenino con la cultura francesa, para empezar... América Latina depende de eso, de aquel viejo pleito español-francés , y no hay salida, si eso no se resuelve, como apertura para integrar una lengua inglesa que fuese solidaria.

El tercer enunciado dice, hay que tomar como punto de partida un saber nuevo, psicoanalítico, de orientación lacaniana, a saber, asumirse como exclusión interna. Duro destino. 
Acá, y en cualquier país de América Latina (pero ya se ve que es así en todas partes) están los que se incluyen como traidores ­no los dejan entrar de otra manera- siendo como son gente que envía a sus hermanos a la exclusión. ¿Quién va a permanecer en la ética de la exclusión interna? No sé, pero con ficciones no. Gente concreta, a reclutar. Sin muchas chances en Argentina, a partir de la histeria racista de Martín Fierro, aunque acá también hemos imaginado la alegría de cantar la canción mexicana que dice, "Soy soldado de levita...".
Lo nuestro no es más escoria ni más fecundo que lo que pasa en cualquier parte.

Desde esta perspectiva, ¿qué lugar le queda al psicoanálisis? En otras palabras, ¿no cree que el psicoanálisis debería tener cierto lugar "éxtimo" en la sociedad? 

No es que debiera tenerlo. Es que no tiene otro, si es auténtico. Hubo períodos donde la comunidad psicoanalítica podía traicionase a sí misma, con todo el derecho adquirido de una jubilación romana bien adquirida, para imaginarse el descanso de una inclusión final en alguna tierra prometida.
Todavía no se inventó un cementerio de psicoanalistas , y espero no dar la idea para esa tontería. No habrá Panteón de los psicoanalistas, aunque hayan contribuido tanto como cualquiera para segregar la savia de una respuesta de saber. Creo que la transferencia de los vivos hacia el psicoanálisis aumenta, pero con demandas nuevas, y eso es lo que hace que cada vez uno sienta más el peso de medir las palabras, según experiencia que cuentan los poetas.

¿Y no podría hacer uso de esa misma topología frente a las otras ofertas terapéuticas, en lugar de salir a competir en el mercado como una más? 

Si topología es ser como exclusión interna, las únicas que tienen un saber práctico al respecto son las mujeres. No se privan de competir en el mercado, porque haciéndolo como una más, pero como una, lo castran. No es lo mismo que hacerlo como se supone que lo hacen las otras, tras las otras. Los psicoanalistas corren el riesgo de prostituirse, es verdad, pero es un hecho que algo impide que lo logren suficientemente. 
Pasa que el saber del psicoanálisis sólo se conquista con su ejercicio y que, como dice Lacan, no hay fraude con el saber de Freud.

¿Qué les diría a las nuevas generaciones que se interesan en el psicoanálisis? En definitiva, ¿cómo piensa Ud. que se podría revertir un tipo de lectura que por momentos parece que tiende a agotarse en el uso y la repetición de ciertos clichés? 

A las nuevas generaciones les diría que trabajen con efectividad y sin quejarse.
Ojalá, repito, construyan vínculos en la comunidad más divertidos y despejados.
Ud. sabe que he batallado contra esa repetición estereotipada de clichés, sin demasiados resultados, pero la situación actual está un poquito mejor que cuando empezamos.
En 1979 escribí un artículo sobre la cuestión y por eso lo puedo decir. El problema no es la repetición, fundamental en la transmisión. El problema es el tono con que se repite, ese tono que denuncia una tensión agresiva por momentos delirante y enteramente anudada en ideales de reconocimiento pueriles. Las identificaciones con Lacan y luego con Miller han sido intensas en nuestro contexto, pero cada agrupamiento tiene las suyas. ¿Qué podemos concluir? Que no sabíamos hasta que punto navegábamos en esos fantasmas, y que denunciarlos les otorga aún más consistencia.

Muchas gracias

terça-feira, 17 de julho de 2012

"El despertar de la primavera" - JACQUES LACAN,1947


De este modo aborda un dramaturgo, en 1891, el asunto de que es para los muchachos hacer el amor con las muchachas, marcando que no pensarían en ello sin el despertar de sus sueños.

Remarcable por ser puesto en escena como tal: o sea para demostrarse ahí como no siendo satisfactorio para todos, hasta confesar que si eso se malogra, es para cada uno.

Esto equivale a decir que es de lo nunca visto.

Pero ortodoxo en lo tocante a Freud-entiendo: lo que Freud dijo.

Esto prueba al mismo tiempo que incluso un hanoveriano (pues debo confesarlo, inferí primero que Wedekind era judío), que incluso un hanoveriano, digo, ¿y acaso no es mucho decir?, es capaz de descubrir esto. De descubrir que hay una relación del sentido con el goce.

Es la experiencia la que responde de que ese goce sea fálico.

Pero Wedekind es una dramaturgia. ¿Qué lugar otorgarle? El hecho es que nuestros judíos (freudianos) se interesan en ella, en este programa encontrarán su atestación.

Hay que decir que la familia Wedekind más bien había vagabundeado bastante a través del mundo, participando de una diáspora, idealista ella: haber tenido que abandonar la madre tierra debido al fracaso de una actividad "revolucionaria". ¿Es esto lo que hizo imaginar a Wedekind, hablo de nuestro dramaturgo, ser de sangre judía? Su mejor amigo, al menos, da fe de ello.

¿O bien es asunto de época, pues el dramaturgo, en la fecha que señalé, anticipa a Freud y ampliamente?

Pues puede decirse que Freud, en la susodicha fecha, aún cogita el inconsciente y que en lo que respecta a la experiencia que instaura su régimen, a su muerte ni siquiera la había montado todavía.

Esta tarea quedó a mi cargo, hasta que alguien me releve de ella (quizás tan poco judío como yo).

Que lo que Freud delimitó de lo que él llama sexualidad haga aguJero en lo real, es lo que se palpa en el hecho de que al nadie zafarse bien del asunto, nadie se preocupe más por él.

Sin embargo, es una experiencia al alcance de todos. El pudor la designa como lo privado. ¿Privado de qué? Justamente de que el pubis no llegue sino al público, dónde se exhibe por ser el objeto de un levantamiento del velo.

Que el velo levantado no muestra nada, éste es el principio de la iniciación (al menos, en los buenos modales de la sociedad).

Indiqué el vínculo de todo esto con el misterio del lenguaje y con el hecho de que se encuentre el sentido del sentido proponiendo el enigma.

El sentido del sentido es que se vincula con el goce del varón como interdicto. Ciertamente no para prohibir la relación llamada sexual, sino para fijarla en la no-relación que vale en lo real.

De este modo cumple función de real, lo que se produce efectivamente, el fantasma de la realidad ordinaria A través de lo cual se desliza en el lenguaje lo que éste transporta: la idea del todo a la cual empero hace objeción el más mínimo encuentro con lo real.

No hay lengua que no se esfuerce en ello, no sin dejar de gemir por hacer lo que puede para decir "sin excepción" o bien envarándose con un numeral. Sólo en nuestras lenguas, eso, el todo, se despliega francamente-el todo y a ti, osaría decir.

Moritz, en nuestro drama, llega no obstante a exceptuarse, y por ello Melchior lo califica de muchacha. Y tiene mucha razón: la muchacha no es más que una y quiere seguir siéndolo, lo cual queda escamoteado en el drama.

Queda el hecho de que un hombre se hace El hombre al situarse a partir de el Uno-entre-otros, al incluirse entre sus semejantes.

Moritz, al exceptuarse de ello, se excluye en el más allá. Sólo allí él se cuenta: no por azar entre los muertos en la medida en que están excluidos de lo real. Que el drama lo haga sobrevivir a ello, ¿por qué no?, si el héroe en el está muerto por adelantado.

Es en el reino de los muertos dónde "los desengañados erran", diré mediante un título que ilustré.

Y por eso no erraré tampoco demasiado tiempo al seguir en Viena, en el grupo de Freud, a la gente que descifra al revés los signos trazados por Wedekind en su dramaturgia. Salvo quizás, retomándolos a partir de que la reina podría muy bien no tener cabeza debido a que el rey le haya escamoteado el par normal, de cabezas, que le correspondería.

No sirve acaso aquí el Hombre llamado enmascarado para resituárselas. Este, que constituye el final del drama, y no sólo el papel que le reserva Wedekind de salvar a Melchior de las garras de Moritz, sino del hecho de que Wedekind lo dedica a su ficción, considerada como nombre propio.

Por mi parte leo allí lo que rehusé expresamente a aquellos que sólo se autorizan a hablar desde el entre los muertos: o sea decirles que entre los Nombres-del-Padre existe el del Hombre enmascarado.

Pero el Padre tiene tantos que no hay Uno que le convenga, si no el Nombre de Nombre de Nombre. No de Nombre que sea su Nombre-Propio, sino el Nombre como ex-sistencia.

O sea el semblante por excelencia. Y "el Hombre enmascarado" dice eso bastante bien.

¿Pues cómo saber qué es si está enmascarado y acaso aquí el actor no lleva máscara de mujer?

La máscara sola ex-sistiría en el lugar vacío donde pongo La mujer. Mediante lo cual no digo que no haya mujeres.

La mujer como versión del Padre, sólo se ilustraría como Padre-versión, como Perversión.(1)

Cómo saber si, como lo formula Robert Graves, el Padre mismo, el padre eterno de todos nosotros, no es más que el Nombre entre otros de la Diosa blanca, aquella que su decir se pierde en la noche de la tiempos, por ser la Diferente, Otra siempre en su goce-al igual que esas formas del infinito cuya enumeración sólo comenzamos al saber que es ella la que nos suspenderá a nosotros.

1 de Septiembre de 1974.



NOTAS:

(1) * Lacan juega con la homofonía y la ortografía de las palabras Père-version (Padre-versión) y Perversión (perversión). [N.T]


quarta-feira, 11 de julho de 2012

Medicamentos en busca de enfermedad -- El fraude por el que GlaxoSmithKline debe pagar una multa astronómica obedece a la estrategia de ‘crear’ patologías para vender más. El Paxil se presentó como ‘la píldora de la timidez’


La imagen de la Big Pharma ha sufrido un nuevo golpe. Dos grandes laboratorios farmacéuticos, GlaxoSmithKline y Abbott, han aceptado en las últimas semanas pagar multas astronómicas por haber incurrido en graves malas prácticas en la promoción y venta de medicamentos. Ambas compañías se han reconocido culpables y han aceptado sendos acuerdos extrajudiciales para evitar males mayores, en el caso de que los procesos que se seguían contra ellas llegaran a juicio. Las malas prácticas reconocidas incluyen vender medicamentos para patologías en las que no están indicados, pagar a los médicos dádivas y sobornos para que los prescriban y, lo que es más grave, ocultar la existencia de efectos adversos.
En el trasfondo de estas multas multimillonarias subyace el giro estratégico emprendido por algunos laboratorios a finales de los años ochenta para incrementar los beneficios, no por la vía de obtener nuevos y mejores fármacos, algo que resulta cada vez más costoso, sino por la de conseguir nuevas indicaciones para sus viejos medicamentos. Esta estrategia incluye la creación artificial de enfermedades, lo que en inglés se conoce como disease mongering, es decir, el intento, muchas veces culminado con éxito, de convertir procesos naturales en la vida como la menopausia, la tristeza o la timidez, en patologías susceptibles de ser tratadas con fármacos.
EE UU castiga las dádivas a médicos o la ocultación de efectos indeseados
Dos casos han contribuido a afianzar la imagen de villana que acompaña a la Big Pharma, para disgusto de los laboratorios serios y comprometidos, que deploran este tipo de comportamientos. El papel de héroe lo ha asumido en este caso el Gobierno de Estados Unidos, que bajo la presidencia del demócrata Bill Clinton decidió acabar con los abusos y desmanes en que incurrían algunas farmacéuticas dispuestas a saltarse las normas de la ética e incluso la ley para preservar la cuenta de resultados.
GlaxoSmithKline, la tercera mayor farmacéutica del mundo, con una facturación de 33.998 millones de euros en 2010, tendrá que pagar ahora 2.400 millones de euros por haber promovido durante años la prescripción en menores de un antidepresivo, el Paxil, autorizado únicamente para adultos por los efectos adversos demostrados en pacientes jóvenes; por haber indicado otro medicamento, el Wellbutrin, para procesos en los que no tenía actividad terapéutica demostrada, como la obesidad o la disfunción sexual; y por haber ocultado que uno de sus medicamentos más vendidos, el Avandia, aprobado para tratar la diabetes, aumentaba el riesgo de afección cardiaca.
La obtención de
nuevos fármacos
resulta más cara que explotar los viejos
El de GSK ha sido considerado el mayor fraude de la historia, pero no era el único. En mayo, la farmacéutica Abbott llegó a un acuerdo similar yaceptó pagar una multa de 1.225 millones de euros por haber extendido el uso de un anticonvulsivo aprobado en 1983 para tratar la epilepsia y el trastorno bipolar, a otras patologías en las que no tiene ninguna eficacia probada, como la agitación en ancianos con demencia senil. El laboratorio pagó durante 10 años a médicos y residencias de ancianos para que prescribieran el fármaco. También Pfizer aceptó pagar en 2009 una multa de 1.800 millones de euros por la promoción fraudulenta de otros 13 medicamentos.
En la mayor parte de estos casos subyace una misma estrategia: promover de forma fraudulenta el uso de fármacos en afecciones en las que no están indicados. Y una vez logrado, ocultar los efectos adversos para evitar perder mercado. La comercialización de Paxil en 1999 es un ejemplo paradigmático de disease mongering. Hasta ese momento se reconocía como entidad patológica la agorafobia, un trastorno muy severo por el cual las personas que lo sufren son incapaces de salir de casa y cuando lo hacen, pueden sufrir ataques de pánico. El lanzamiento de Paxil se centró en una nueva entidad, la fobia social, que daba mucho juego puesto que podía abarcar desde formas leves de agorafobia a la simple y llana dificultad para hablar en público. Paxil se presentó con gran acompañamiento mediático como la píldora de la timidez y el laboratorio eligió para su lanzamiento en Europa la ciudad de Londres, capital del reino donde, según el tópico, hay más tímidos.
El Paxil era en realidad un viejo antidepresivo, la paroxetina, que volvía al mercado con nuevos ropajes y, por supuesto, nueva indicación. Cuando desde los foros de salud pública se criticó al laboratorio por esta manipulación, sus responsables culparon a la prensa de la distorsión. Pero en su discurso ante la junta de accionistas, el que entonces era el máximo ejecutivo de la división responsable del nuevo fármaco, Barry Brand, fue bastante más sincero: “El sueño de todo comercial es dar con un mercado por conocer o identificar, y desarrollarlo. Eso es justamente lo que hemos logrado hacer con el síndrome de ansiedad social”, proclamó, entre grandes aplausos. Efectivamente, la evolución de la compañía en Bolsa así lo acreditaba.

Efectos adversos que no debían salir a la luz

En 2004 se supo que GSK había ocultado que entre los niños y adolescentes tratados con Paxil se producía una mayor tasa de pensamientos y conductas suicidas. Al ser descubierta, la compañía llegó a un acuerdo extrajudicial y se comprometió a publicar todos los datos de sus estudios clínicos. Mientras tanto, la investigación de este y otros casos motivó en 2007 un cambio legislativo en Estados Unidos que obligó a las farmacéuticas a publicar todos los datos de los estudios clínicos que hicieran. Esta normativa es la que permitió descubrir que GSK había ocultado también datos comprometedores de su fármaco Avandia, que se recetaba para tratar la diabetes.
La farmacéutica había iniciado en 1999 un estudio secreto para averiguar si Avandia era más seguro que su competidor Actos, de la empresa Takeda. Los resultados fueron desastrosos: no solo no era más eficaz, sino que presentaba un significativo mayor riesgo de daño cardiaco. Estos resultados deberían haberse comunicado a las autoridades sanitarias, pero en lugar de hacerlo, la compañía hizo todo tipo de maniobras para evitar que trascendieran. Una investigación del diario The New York Times reveló en 2010 diversos correos internos entre directivos en los que se advertía de que los datos del estudio no debían ver, bajo ningún concepto, “la luz del día”.
Los riesgos de Avandia fueron confirmados en un estudio independiente de un cardiólogo de Cleveland. GSK reconoció que conocía los riesgos de Avandia desde 2005, pero las investigaciones posteriores indican que la compañía ya tenía conocimiento de los efectos adversos no declarados desde antes de su comercialización, en 1999, y no solo permitió que se prescribiera sin ninguna advertencia, sino que hizo todo lo posible por ocultarlo sabiendo que había alternativas más seguras para los pacientes.
Que Avandia mantuviera su cuota de mercado era una cuestión estratégica para GSK, en un momento en que su portafolio estaba huérfano de nuevos productos. Entre los documentos conocidos ahora figura un informe interno, en el que la compañía evaluaba el coste que tendría la revelación de los efectos adversos: 600 millones de dólares solo entre 2002 y 2004.
En la misma época que el Paxil se comercializó toda una oleada de fármacos conocidos como las píldoras de la felicidad destinados a librarnos, a golpe de pastilla, de las angustias, temores, fobias y frustraciones que inevitablemente nos acompañan en la vida. En la mayoría de los casos eran principios activos con eficacia demostrada en muy acotadas patologías. El objetivo de la estrategia de comercialización era ampliar todo lo posible el campo terapéutico a cubrir.
En las últimas décadas, la industria se debate entre el viejo paradigma de buscar nuevos o mejores fármacos para las viejas y nuevas enfermedades, algo que resulta muy arriesgado, y el que defienden los ejecutivos más agresivos, muchos de los cuales no tienen ninguna relación con la farmacología, partidarios de recurrir a otras estrategias para aumentar los beneficios. Así se ha pasado muchas veces del viejo paradigma de “enfermedad en busca de medicamento” al mucho más lucrativo de “medicamento en busca de enfermedad”.
Esta estrategia, objeto de numerosos artículos en las revistas médicas, suele articularse en tres fases. En la primera se trata de identificar las patologías, próximas o no a la indicación inicial, en las que podría justificarse de algún modo la prescripción del fármaco. La segunda consiste en colonizar los medios de comunicación con estudios, reportajes y entrevistas, de apariencia independiente, sobre la importancia social de la patología a tratar, y lo mucho que sufren quienes las sufren. Una vez sensibilizada la población y las autoridades sanitarias, se pasa a la tercera fase: ofrecer la solución. Para lograr este círculo virtuoso es importante contar, si es posible, con el concurso de los propios pacientes.
En 1999 la oficina de Nueva York de PRNews contabilizó un millón de menciones del nuevo fármaco Paxil, el único aprobado hasta ese momento contra la ansiedad social. Una investigación posterior del diario The Washington Post reveló que entre 1997 y 1998 se habían publicado más de 50 reportajes extensos en la prensa norteamericana sobre lo terrible que era la ansiedad social y lo mucho que estaba aumentando.
A esa época pertenecen también los dos fármacos que mejor simbolizan los grandes réditos de esta estrategia: Viagra y Prozac. Poco antes del lanzamiento de Viagra, los problemas de la disfunción eréctil tuvieron una sorprendente atención en los medios de comunicación. Entre los estudios de mayor eco mediático figuraba uno que revelaba que nada menos que el 72% de los hombres entre 40 y 70 años de Estados Unidos sufrían algún tipo de dificultad a la hora de conseguir la erección, lo cual resultaba terriblemente alarmante para los expertos que opinaban sobre el tema. La píldora azul ha tenido tal éxito que no solo se prescribe en los casos de auténtica disfunción eréctil, sino en muchos otros en los que es dudoso que tenga alguna eficacia. Últimamente se usa también con fines recreativos, para prolongar la erección. No existen estadísticas precisas de las víctimas, incluso mortales, de estos abusos, pero las hay.
Para vender Prozac, los laboratorios se dirigían al usuario, no al médico
La fluoxetina, el principio activo de Prozac, se aprobó en Estados Unidos en 1992. Llegó a España en 1997 precedida por una intensa y exitosa campaña que incluía menciones elogiosas en obras literarias y cinematográficas. La comercialización de Prozac incorporó una novedad: por primera vez los laboratorios no se dirigían a los médicos para aumentar la prescripción, sino a los posibles usuarios. Como era de esperar, batió el récord de progresión de ventas de un fármaco. Ya en el primer año se vendieron dos millones de unidades, la mayor parte con cargo a la Seguridad Social, a la que se le pasó una factura de 9.200 millones de pesetas.
Para hacerse una idea de lo que esa cifra representa basta con recordar que el lanzamiento de Prozac coincidió con la promulgación de la normativa que introducía en España la comercialización de genéricos y el sistema de precios de referencia. La aplicación combinada de esas dos medidas debía producir el primer año un ahorro de 8.000 millones. Prozac se comió todo el ahorro previsto.
Siguiendo fielmente la pauta del disease mongering se presentó también el fármaco que debía ayudar a las mujeres a superar esa fase tan terrible de la vida que es la menopausia, protegerlas del infarto y la osteoporosis y garantizarles poco menos que la eterna juventud: la controvertida terapia hormonal sustitutoria. De nuevo llegó al mercado precedida de un gran número de reportajes e informes sobre las consecuencias de la menopausia, que no solo trae sofocos, sequedad vaginal, aumento de peso y dificultades para dormir, sino graves riesgos para la salud. Varios estudios habían mostrado que la caída de estrógenos tras la menopausia hace perder a las mujeres la protección que tenían frente al infarto y acelera la pérdida de masa ósea. Todo ello era cierto, pero no lo era tanto que el nuevo fármaco tuviera los efectos protectores que proclamaba. A pesar de ello, se presentó como la gran panacea. Como ocurrió en otros países, los jefes de ginecología de los principales hospitales españoles convocaron a la prensa para recomendar que la terapia fuera administrada con carácter preventivo a todas las mujeres a partir de los 50 años y por un periodo de por lo menos 10. Afortunadamente, la Seguridad Social no les hizo caso.
Intensas campañas reclaman el reconocimiento de nuevos síndromes
Durante los años siguientes se produjo un goteo de estudios que alertaban de los posibles efectos adversos de esta terapia. En 2002, cuando en España ya la habían tomado más de 600.000 mujeres y en Estados Unidos más de 20 millones, llegó el “jarro de agua fría a la eterna juventud femenina”, para utilizar la expresión con que tituló la crónica el diario The New York Times. La FDA interrumpió de golpe un estudio en el que participaban 16.000 mujeres, el Women Health Iniciative, que debía demostrar todas las bondades y efectos preventivos por los que se estaba recetando. El estudio debía finalizar en 2005, pero los resultados preliminares indicaban que el tratamiento no solo no tenía los efectos protectores sino que a partir de los 5,2 años de tratamiento, aumentaba el riesgo de sufrir cáncer de mama invasivo y accidente cerebro-vascular. Con el tiempo se ha visto que el fármaco tiene su utilidad en casos muy concretos y muy cuidadosamente evaluados, pero nunca debe administrarse, como se pretendió, como tratamiento preventivo con carácter general y menos como “píldora” para combatir el miedo a envejecer.
Mientras tanto, nuevos síndromes han aparecido y son objeto de intensas campañas para que se les reconozca como patología tratada. Nuevos fármacos se suman a la estrategia del disease mongering. La polémica se centra ahora en el amplio abanico de los trastornos de la personalidad, el desorden bipolar y el déficit de atención.


terça-feira, 10 de julho de 2012

Drogas y alcohol ocultan el temor de los jóvenes de no gozar lo suficiente

Pastilla azul. “El reclamo de performance genera jóvenes que se retraen ante la exigencia, apelando al fármaco para satisfacerla”, dice Ons. / juano tesone
Entrevistada - Silvia Ons


Un imperativo recorre nuestra época: gozar y gozar más. Esa bandera envuelve especialmente a los jóvenes y se expresa en sus prácticas sexuales, cada vez más sostenidas en drogas, alcohol y Viagra. Sin más culpa que por no gozar lo suficiente, esa presunta desinhibición esconde mecanismos de control y domesticación, según explica aquí la psicoanalista argentina Silvia Ons.
Parece comprensible por qué las personas de edad avanzada recurren a estimulantes sexuales. ¿Pero por qué los jóvenes recurren al Viagra? 
Notablemente, los sondeos revelan que su uso en las personas mayores ha disminuido, triplicándose en cambio en los de menor edad. El Viagra en los jóvenes es bastante frecuente y despierta sorpresa, ya que no se corresponde con una época de declive sexual. Pero el vigor parece no ser suficiente y se requiere aún más. Tal exigencia muestra uno de los grandes imperativos de esta época: vivir intensamente, gozar al máximo, traspasar los límites corporales. Freud supo ver en este más allá del principio de placer la cara letal de la pulsión de muerte.
¿Acaso los jóvenes teman fallar en sus encuentros sexuales? 
La exigencia de ser infalible y, en ocasiones, la necesidad de contrarrestar la disminución de la potencia sexual que produce el consumo de otras drogas son algunas de las razones que motivan a los jóvenes de entre 20 y 30 años a hacer del sildenafil pieza infaltable en los encuentros sexuales. Si su empleo en mayores no resulta tan inquietante es por suplir una falta, mientras que en los jóvenes, es la sexualidad misma y ya no su ocaso, la que se desestima, al pretender reforzarla con la píldora azul. Claro que también algunos jóvenes hacen uso del Viagra en las primeras citas para sentirse seguros y que “eso” no falle, revelando, en ese empleo, la pretensión de mostrarse infalibles que los gobierna. Tal reclamo de performance genera sujetos inhibidos que se retraen ante tamaña exigencia, apelando al fármaco o al tóxico para satisfacerla. El par inhibición-adicción se realimenta de manera repetitiva. Así notamos en la clínica, en una época en apariencia permisiva, que las dificultades de los jóvenes para abordar a una chica son corrientes y que intentan lograr ese propósito usando distintas drogas. De ahí que las adicciones encubran inhibiciones muy profundas. 
“La previa” de las salidas nocturnas de viernes y sábados, ¿qué rasgos de la conducta sexual promueve? 
Es sabido que hoy en día la “previa” ocupa un lugar cada vez mayor en las salidas de los adolescentes. Ese momento anterior a la fiesta se ha transformado en un requisito sin el cual no hay plan posible, pudiendo incluso sustituirlo. De hecho, allí se registran los mayores índices del consumo de alcohol y, en muchas ocasiones, la previa no antecede a otra cosa, pasando a ser un fin en sí misma. Los ejemplos de los jóvenes que se desvanecen consumiendo ilimitadamente, y que no pasan de la previa, bastan para indicarlo. También -en el extremo- se han conocido casos donde se han dado desenlaces letales y otros que han terminado en violencia. El argumento aducido por los adolescentes es que al boliche hay que ir “entonado” para divertirse más y encarar sin inhibiciones a las chicas. La previa sería entonces una suerte de preparativo para un supuesto encuentro erótico.
¿Diversión e intoxicación quedan entonces asociados? 
Un imperativo subyace en este carnaval: hay que divertirse, hay que desinhibirse, hay que intoxicarse para pasarla mejor. Así, el supuesto libertinaje está regido por mandatos que promueven el exceso ligado al abuso en la ingesta. Dicha sujeción a lo que “se debe hacer previamente” pone en cuestión la ilusión de libertad que acompaña la falta de límites. Se podría considerar que el superyó de nuestro siglo está desligado de los ideales de antaño y el deber, entonces, no se liga con la realización de esos ideales. El imperativo se vuelca hacia un presente sin espera: se debe gozar. Un signo de estos tiempos sería el superyó que impone el goce. Encontramos sus mandatos en esas ofertas que nos acechan, proponiéndonos placeres intensos y aún no experimentados.
¿Y ese imperativo no está atravesado por sentimientos de culpa?
El sujeto ya no se siente culpable por el deseo inconsciente que ha debido reprimir, sino por no gozar lo suficiente. La culpa por gozar -pese a la prohibición-, muda su lugar por la culpa por gozar demasiado poco. Se sostiene que la adolescencia actual se caracteriza por la falta de límites y por un descaro que causa estupor en el adulto. Sin embargo, si se requiere mucho tóxico como preámbulo, hay más bien una inhibición en la base. Ir al boliche sin tanta previa implica confrontarse con los recursos reales de los que se dispone para abordar al otro sexo.
Parece una exposición en estado de vulnerabilidad. 
Esta confrontación no es sencilla, sobre todo en la adolescencia, ya que la identidad en construcción deja al sujeto mucho más expuesto a la mirada de los otros, a la supuesta evaluación, a la consideración ajena. Tal vez no exista ningún momento en la vida en el que la relación con el otro sexo plantee más problemas que en la adolescencia. El consumo de drogas intentaría sortear tal dificultad, mostrando la falta de otros recursos, falta muy agravada en el mundo actual. El problema es que muchas veces la previa se consume en sí misma, deja de ser “previa” y lejos de dar lugar al advenimiento de algo diferente, se cierra sobre sí. La “fiesta” está allí mismo y allí se extingue agotándose en una ingesta que, en algunas ocasiones, puede ser letal.
¿Cómo evalúa usted el tema de los swingers, que incluso ha entrado en un programa tan popular como “Graduados”? ¿Se lo podría incluir en el marco de una época que exige gozar cada vez más? 
El sujeto intenta llenar su vacío con nuevos placeres promovidos por el mercado. Si bien el intercambio de parejas data de largo tiempo, lo que es novedoso en nuestra contemporaneidad es su transformación en un estilo de vida. En la época actual conviven las exigencias de goce con el control extremo y ello se manifiesta muy bien en la moda swinger, ya que en el supuesto libertinaje subyace un intento por controlar la sexualidad del otro y evitar -según las declaraciones de sus ideólogos mismos- la infidelidad. La palabra swinger se deriva del verbo inglés to swing que significa balance, libertad de movimiento, oscilación. Podemos preguntarnos: ¿amplitud o nuevo dispositivo de control? ¿Y cómo se articula esa sexualidad con el amor?
Entre las diversas “ventajas” que esta práctica tiene para sus adeptos se cuenta la de poder vivir una sexualidad separada del amor, y así seguir manteniendo fidelidad con la pareja, sin asumir ningún compromiso afectivo que pusiese en cuestión este vínculo. Se trataría de ejercitar una sexualidad sin consecuencias para refrenar -aunque parezca lo contrario- lo incontrolable del cuerpo del otro. Se busca domesticar el goce, confinarlo al grupo, impedir que pueda surgir su carácter errante, nómade, no encarcelado en ninguna comunidad de goce.
Esa domesticación y control, ¿es semejante a otros del pasado?
Es quizás un poco arriesgado relacionar la práctica swinger con el control medieval que confinaba a las mujeres a los lugares cerrados, el claustro o la casa por temor a que ellas traspasaran sus paredes. Sin embargo, resuena una similitud. Habría que pensar en el par “empuje al goce y control” más allá de los swingers. Por ejemplo, Internet, los celulares y Facebook alientan relaciones fuera de la pareja que prometen nuevos goces pero, al mismo tiempo, fomentan que, por ejemplo, el cónyuge se “meta” para inspeccionar el “secreto” del otro. Hay siempre un ojo que vigila la sexualidad, la fija en una foto, la da a ver, la inspecciona, anulando su carácter privado. Son los nuevos dispositivos de control descriptos, bajo otro ángulo, por Foucault.
Su último libro alude al “comunismo sexual”. ¿Qué es? ¿Una zona impensada de revitalización del marxismo?
“Comunismo sexual” es el nombre con el que los swingers bautizan su práctica, pero más allá de ella, tal consigna está presente en las llamadas comunidades de goce. La transformación de prácticas sexuales en movimientos con consignas, modalidades de formas de vida, páginas en Internet, pretensiones de subcultura etc. no es en realidad algo típico de los swingers. Así, bajo el comunismo sexual subyace el intento por igualar lo inigualable: el proyecto comunista parece haberse desplazado, desde su fracaso a nivel económico, a lo sexual. Y es por ello que se enarbolan sus consignas, inscriptas ahora en el liberalismo, y se levantan sus estandartes en el ámbito de las prácticas sexuales.
¿Qué porvenir tendría esa demanda de igualdad sexual?
La demanda de igualdad económica hoy ha sido desplazada por la de igualdad sexual. El psicoanálisis nos dice que ella es ilusoria y que la igualdad de derechos nunca puede recubrir el campo sexual. El género no se identifica con la sexualidad. Pertenecer a un mismo género no dice nada de la sexualidad, que siempre es singular. En este sentido no hay comunidades de goce: hay diferencias entre los goces y ellos nunca pueden hacer comunidad.
¿Y por qué entonces se busca ese denominador comunitario?
Ese afán de encontrar una identidad, que marque la pertenencia a una clase de los que supuestamente gozan de la misma manera, obedece a la gran incertidumbre que vive el sujeto de nuestros días. La inquietud del hombre moderno surge del hundimiento de la tradición. Ya nada es vinculante, ni siquiera el territorio natal. El sentimiento dominante hoy se compone de incertidumbre, inestabilidad, inseguridad y vulnerabilidad. Hay precariedad asociada a la desaparición de puntos fijos en los que situar la confianza. Cuando se evapora la confianza en uno mismo, en los otros y en la comunidad, los sujetos buscan un reaseguro en las llamadas comunidades de goce.

http://www.clarin.com/zona/Drogas-alcohol-ocultan-jovenes-suficiente_0_733126728.html

El tatuaje, un ancla en un mar de sentimientos líquidos

por SILVIA ONS



08/07/12
Sobre la erótica de los tatuajes, la psicoanalista Silvia Ons señala que “en tiempos donde nada parece perdurar y gobierna la demanda de reinventarse cada día dejando atrás antiguas marcas, en tiempos caracterizados como ávidos de novedades, el tatuaje apunta a algo no perecedero. Tanto aquellos sujetos fluctuantes en su vida amorosa, o los que por una razón o por otra parecen mutar a lo largo de la vida, como los que padecen en el mundo las consecuencias de un andar sin brújula, son los que más apelan al tatuaje para que algo se fije y no se borre”.
“El sociólogo Zygmunt Bauman, remarca Ons, explora la extrema fragilidad de los vínculos humanos en la sociedad actual, en la cual la gente tiene una gran avidez por estrechar lazos, pero al mismo tiempo desconfía de una relación duradera por el compromiso que implica: se ve opresión en ellos y los vínculos durables despiertan la sospecha de una dependencia paralizante. Si bien la descripción que hace Bauman es correcta, la cultura del tatuaje nos muestra la necesidad de anclaje de los sujetos que están más adaptados al mundo ‘líquido’. Además, si bien la desacralización de la existencia junto con la creencia en el progreso parecen dominar tanto el siglo anterior como el que vivimos, también conviven el retorno al paganismo y las creencias en los símbolos de ataño.”

quarta-feira, 4 de julho de 2012

O inconsciente na crise


NÚMERO 226
 Crônica : « O inconsciente na crise » 

A Grécia sintoma da Europa

por Réginald Blanchet

Unknown.jpeg

« O curso de evolução da União europeia parece muito com uma sequência de boom seguido de rompimento, como uma bolha financeira» (Georges Soros, O caos financeiro mundial,Presses de la Cité, janeiro 2012, p.42). A união europeia reduzida ao passo da bolha financeira, o diagnóstico poderia relevar de incongruência se ele não proviesse de um conhecedor.


images-2.jpeg    Georges Soros, bilionário em vista, é também o gestionário emérito, que sabemos, de fundos especulativos. Teríamos, evidentemente, facilidade em falar de imputar a este mestre da finança internacional, de sucumbir ao autismo profissional que debocha do provérbio japonês. « Se a sua única ferramenta é, ele diz, um martelo, tudo parece com um prego». Não faz mal. Os experts são unânimes. A zona do euro está ameaçada de explodir. A crise financeira que a atinge traduz a evolução divergente das economias nacionais que a compõem. Concretamente, a Alemanha registra uma balança dos pagamentos dos excessos realizados com os parceiros comerciais da União, onde a balança comercial permanece deficitária. Por outro lado, em razão da política de compressão dos salários levada nos anos 90 e sacrifícios consentidos a este efeito pela sua população ativa, a competitividade da economia alemã é a mais forte na Europa, principalmente em relação aos países do Sul e da zona do euro. Isso permite financiar a sua dívida a taxas baixas no mercado, à diferença destes últimos (Grécia, Espanha, Itália) e da Irlanda.  
images.jpeg
            Em um tal contexto, a Grécia faz figura de sintoma da União econômica e monetária.Ela é um condensado da evolução problemática e divergente das economias da zona: baixa competitividade, sobre-endividamento, deslocamentos industriais. Ela se encontra presa na armadilha de uma moeda única que, ao invés de fazer convergir as economias da zona a um standard comum, como era de se esperar, acentuou as divergências de desempenho.  Ao invés de provocar um mais de produtividade, ela foi a fonte da formação de bolhas, a partir de um endividamento generalizado. A Grécia é um exemplo tipo disso. Ela foi tomada neste movimento geral das economias em que o real transborda. Não sem ter, ela também, mas de maneira desigual, seguido os argumentos de sua população, tirado proveito. Não é também sem ter acrescentado sua própria desordem à desordem global. Daí, os movimentos de momento da verdade que toma a crise atual. É o momento onde o desacorrentamento de um real requer ser levado em conta sem que, portanto, a solução a tomar para o seu tratamento, seja identificável.   Daí também estes efeitos de desordem e de deiscência subjetiva que notam os observadores sobre as partes em presença, principalmente os responsáveis políticos e econômicos. É aí o contra golpe do impasse do real. Nos termos de G. Soros, « pensar o impensável a fim de render o impossível», aí está o que exigiria, segundo ele, a situação de crise. Então, melhor resolver a quadratura do círculo.
images-3.jpegDa mesma forma, Jacques Sapir (« Faut-il sortir de l’euro », Seuil, janeiro de 2012), evoca « o fenômeno clássico de dissonância cognitiva» que toca os atores da vida política e econômica. « A dissonânia cognitiva descreve a distância que pode existir entre a representação da realidade e a realidade mesma». Ela se traduz por « uma desorganização e uma dificuldade quase física para os atores a agir. É o que chamamos a negação da realidade, também, tanto voluntária (na qual convém falar de dissimulação), quanto involuntária e, mesmo, inconsciente» (p. 138-39, p. 181). Não saberíamos ser mais claros quanto aos efeitos do real, por definição inassimilável ao sujeito, e seu poder de desorganização deste último: na ordem do pensamento, até o entendimento, mas ainda da ação e já do ato. A protelação à repetição dos responsáveis europeus quanto à conduta de manter, a cada recuperação da crise financeira, o mostraria à vontade.
images-1.jpeg
            A Grécia, sintoma da Europa, diz primeiramente a desorganização sentida diante deste real, sobre o qual, não tem mais, verdadeiramente, uma barra. Os economistas e os analistas da vida política sublinham em coro, o caráter auto-realizador da crise financeira. A má dívida, a que o reembolso não é confiado ao estado de uma economia tal, gera uma má dívida, a que não poderia ser reembolsada, devido aos juros altos que serão aplicados, em razão mesmo de seu caráter duvidoso. Pelas mesmas razões, o super-endividamento produz o super-endividamento, o serviço da dívida ampliando esta ao infinito. A moral da história é o colapso. O sistema se autodestrói: seu limite é o sem limites, seja o nada ou a eternidade, como queremos. A crise é o momento onde a perspectiva de autodestruição se faz presente.  É fato que J. Sapir percebe,  «as autoridades da zona do euro perderam todo controle sobre o acontecido».
Ter tomado para si suporia modificar toda uma visão das coisas, de colocar no ponto, uma política que concilia o que está, até agora, inconciliável (os interesses e as aspirações de uns e outros), e fazê-lo na urgência.  O tempo da crise, o tempo que se apressa é um fator decisivo. As respostas que valiam pouco ou nada em um momento viram obsoletas no instante seguinte. Elas continuam incertas e contraditórias. Melhor dizer que a solução não existe. A bricolagem mesma é precária.
Sobre isso, também, a Grécia faz figura de um sintoma por excelência. Sua situação é simplesmente impossível.
Digamos o fato, o único que vale, o ponto de real ao lado de que todo o resto não é mais que literatura: a Grécia é indissolúvel. Todas as coisas sendo iguais não pode, não poderá ser de outra forma. Até então, de duas coisas, uma. Em substância, ou o país falha diante da sua dívida ou ela é apagada. No primeiro caso, sua saída do euro se impõe. Isso permitiria à economia, ganhar novamente a competitividade que convém para seu relance. A queda severa da drachme será a ferramenta para isso. Pela sua amplitude, ela levará consigo a catástrofe econômica a curto termo, quer dizer, sacrifícios enormes a todos. Pode-se temer, no entanto, que sejam os mais fracos que peguem essencialmente. De outro lado, na falta de uma instância externa, quem faria valer a necessidade ou até mesmo impor as reformas institucionais que o país necessita urgentemente, tocando a organização do aparelho do Estado, notadamente, estariam, assim, entregues ao imprevisto das circunstâncias e do oportunismo político, tão fortemente ancorado na moral da sociedade. O recolhimento do imposto, previamente, o assujeitamento de todos ao dever de contribuição e a suspensão das isenções escandalosas (os amadores, a rica Igreja ortodoxa, entre outras) e, ainda, a sua repartição justa da renda, se imporia à evidência diante das prioridades. A via da emancipação monetária se apresenta, então, como uma aposta. É uma aposta de alto risco. Ela alia à certeza de um tormento econômico violento, os imprevistos de reformas absolutamente indispensáveis. Mas, aí significa omitir ao excedente, o peso da contingência, a vinda «do evento imprevisto» sempre possível, até mesmo provável, em uma conjuntura de crise grave, no qual ele poderá excluir os efeitos incalculáveis que poderiam ir até o caos político e social. Tomamos, então, a medida do desafio. Ele é, propriamente, dissuasivo. Raros são aqueles que aqui se mostram prontos a tomar partidos. Os eleitores gregos vêm significar massivamente por parte deles. Eles desejam permanecer na União e no euro.
A alternativa do apagamento substancial da dívida supõe fazer financiar pela União europeia. No estado atual das coisas, esta perspectiva releva a quimera. A Europa do Norte se recusa.  A supor que a orientação política tenha sido tomada medianamente, que a ajuda financeira não seja incondicional e, menos ainda, a fundos perdidos, as condições institucionais de sua implementação exigiriam longos processos de elaboração. Sonhemos somente com a reforma do estatuto do Banco Central Europeu: ela implica a intervenção de um complexo de emendas constitucionais nos países membros. Os Estados-Unidos da Europa e, mais modestamente, a união orçamental e fiscal europeia, não são para amanhã. As transferências de soberania das instâncias nacionais à instância europeia colocarão, além disso, delicados problemas quanto ao exercício da democracia representativa. Em todo caso, a supor que os povos dão o seu consentimento a este projeto, o que está longe de estar conquistado, sua realização demandará, certamente, muito tempo. Mas, pior que o inconsciente, a crise não deixa tempo ao tempo. As transferências de recursos do Norte ao Sul,  o tipo de planos Marshall que os economistas chamam de pedido deles para paliar os déficits de estruturas das economias da periferia europeia, não poderiam  intervir menos: o federalismo é requisitado. Isto significa por enquanto, que os políticos de disciplina orçamental, para falar a verdade,  de austeridade e de recessão econômica que impõem a hegemonia alemã, serão seguidos, apesar de seu fora-de-sentido econômico denunciado pelos especialistas.
545466456.jpg
Temos aí, a outra face do sintoma grego da Europa. Ele não exprime somente o que vai mal no real, ele o reproduz e o intensifica.  A política que visa tratar o sintoma (medidas de austeridade), amplifica a precariedade da economia e agrava sua insolubilidade. (Ler Paul Krugman ainda no New York Times do 17/06/2012 « Greece as Victim »).  Tal é, então, o impasse. Sair do euro ou ficar às condições de recessão impostas atualmente é escolha impossível. É o vivo do drama grego : a níveis diferentes, claro, as duas alternativas são impraticáveis, uma e outra. Se mirarmos o que vale para a Grécia mutatis mutandis para os países do Sul da Europa, a conclusão pareceria dever se impor: «não é mais com uma crise de governança que estamos confrontados, mas com uma crise existencial da Europa». Se o curso das políticas atuais devia permanecer imutável, a questão da desintegração da Europa seria colocada, pelo menos quanto a moeda única. Tal é a opinião de analistas reputados, que eles se coloquem como defensores do euro, assim como Georges Soros, como Jacques Attali  (« O quinto suicídio europeu », 21/11/2011, como L’Express, « Construemos a Europa de renascimento », Le Monde du 9/5/2012,) ou como Michel Aglietta (« Zone euro – Explosão ou federação», Michalon Editions, janvier 2012), ou seus desprezadores como Jacques Sapir  (Le Monde, 25/5/2012) ou Frédéric Lordon (« O começo do fim», Le Monde diplomatique, Os blogs do Diplo, 1 août 2011 ; « A falsa solução dos eurobonds», Os blogs do Diplo, 1er juin 2012).
Deste ponto de vista, os resultados das eleições legislativas de domingo não regra nada. Não quer dizer que as coisas seriam apresentadas sob um dia melhor, se fosse diferente. As duas escolhas em presença permanecem, mas, poderia ser diferente nas circunstâncias de crise aguda e de mudanças profundas da representação política? Além da questão: nada menos que a refundação da nação em torno de um projeto de querer viver junto, de outra forma. Pois, alguma coisa de ruim é bom. Permite decidir o que não pode durar no que vai mal. O medo está na matéria ruim conselheira e a aventura política, perigoso. Não é aí, a culpa, somente dos políticos. Os tempos de crise fazem com que o povo tenha a tendência a se enganarem e portarem à alteridade que os divide, a responsabilidade do que não vai bem no real. Os políticos do Mesmo acham aí, sua mola propulsora. É, em baixas palavras, a Alemanha que sonha com uma Europa a sua imagem e a sua imagem. É, ao extremo, o nacionalismo néo-nazi que vem fazer uma entrada inquietante no Parlamento grego e defende a purificação do sangue helênico. Em homenagem, ele exige que seja versado o sangue do Outro: caças ao homem, agressões físicas dos imigrantes e dos traidores que toleram a sua presença. Fazer existir à força, a ficção de um « nós-mesmos » sem Outro, volta, na regra, a alojar no Outro, o objeto de gozo (o racismo). De maneira simétrica, visar o Outro a seu gozo (o laxismo econômico dos países do Sul em oposição ao egoísmo patrimonial dos países do Norte) é maneira oculta de negar a ele, o direito de existir na sua singularidade. O aspecto mais astuto da crise financeira que varre a Europa e, logo, sem dúvida, o Ocidente, poderia sair, para terminar, a esta guerra dos gozos. A sua própria é de mobilizar uma contabilidade fantasmática do gozo em que o balanço não pode jamais se equilibrar. Seu axioma, infalsificável por definição, é que sempre e por toda parte, o Outro goze mais, e mais que da razão. A Europa saberá se fazer um novo sintoma, seja a ficção que poderá juntar o que não é feito para se suportar mutuamente?  O desenho europeu vive o dia seguinte da Segunda Guerra mundial. Ele intervém expressamente, deve-se lembrar para responder ao que está em relação à paranoia, seja ao querer que entende assujeitar o Outro, o destruir mesmo, para abolir o Gozo  na sua quintessência.
Tradução: Fernanda Azevedo.